lunes, 27 de agosto de 2018

La Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra Mundial y las Potencias del Eje. 

Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme repercusión histórica que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad, con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas. El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países del Imperio británico y la Commonwealth al Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. 

En virtud de los acuerdos firmados entre los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias europeas del Eje comenzaron la invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra con China desde 19372 y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región. El avance de las fuerzas del Eje fue detenido por los Aliados en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía Alemania y sus aliados. L

a guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos y la invasión soviética de Manchuria, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional. La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó la influencia de las grandes potencias europeas, materializado en el inicio de la descolonización de Asia y África. 

La mayoría de los países cuyas industrias habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las relaciones de posguerra.

martes, 14 de agosto de 2018

Paz Armada (La Gran guerra)

LA PAZ ARMADA
A finales del siglo XIX, el Reino Unido dominaba el mundo tecnológico, financiero, económico y sobre todo político. Alemania y Estados Unidos le disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX se produjo el reparto colonial de África (a excepción de Liberia y Etiopía) y de Asia Meridional entre las potencias europeas, así como el gradual aumento de la presencia europea y japonesa en China, un estado que para entonces se hallaba muy debilitado.

El Reino Unido y Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en el denominado incidente de Faschoda, en Sudán, pero el rápido ascenso del Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la Entente cordiale. Alemania, que solamente poseía colonias en Camerún, Namibia, África Oriental, algunas islas del Pacífico (Nueva Guinea, las Marianas, las Carolinas, las Islas Salomón, entre otras) y enclaves comerciales en China, empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico posterior a su unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza incondicional del Imperio austrohúngaro. Por su parte, el Imperio ruso y, en menor medida, los Estados Unidos controlaban vastos territorios, unidos por largas líneas férreas (Transiberiano y ferrocarril Atlántico-Pacífico, respectivamente).

Francia deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la Guerra Franco-prusiana de 1870-1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado Segundo Reich) en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Su recuperación era ansiada por el presidente francés, Poincaré, lorenés. En general, las generaciones francesas de finales del siglo XIX y, sobre todo, los estamentos militares, crecieron con la idea nacionalista de vengar la afrenta recuperando esos territorios. En 1914 sólo hubo un 1 % de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30 % de 1870.

Mientras tanto, los países de los Balcanes independizados del Imperio otomano fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias. El estado otomano, al que los comentaristas de la época denominaban el «enfermo de Europa», no poseía en Europa —hacia 1914— más que Estambul, la antigua Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumanía, Serbia, Montenegro y Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913, conocidos como Guerras Balcánicas.

Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio otomano continuaron su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los estrechos que conectan el mar Negro con el mar Mediterráneo. El Imperio austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del Danubio hasta el mar Negro, sometiendo a los pueblos eslavos. El Imperio ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos de aguas calientes».

Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir de 1882:
La Triple Entente: Francia, Reino Unido y Rusia.

La Triple Alianza: Alemania, Austria-Hungría e Italia.

A este período se le conoce como Paz armada, ya que las naciones europeas estaban destinando cuantiosas cantidades de recursos en armamentos , y sin embargo, no había guerra, aunque se sabía que ésta era inminente.

martes, 7 de agosto de 2018

¿Qué sucedió el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima?


El 6 de agosto de 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial parecía acercarse a su fin, la bomba de uranio "Little Boy" fue lanzada sobre Hiroshima (Japón), causando más de 100.000 muertes, además de destruir por completo la ciudad.

HIROSHIMA
El 6 de agosto de 1945, cuando una destrozada Alemania nazi ya se había rendido y el fin de la Segunda Guerra Mundial parecía aproximarse, Estados Unidos decidió golpear a Japón con la última incorporación a su arsenal, fruto del llamado Proyecto Manhattan, para acelerar el proceso de rendición. La bomba de uranio ‘Little Boy’ fue lanzada por el avión Enola Gay sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. El artefacto, siendo el primero en ser lanzado sobre una ciudad de la historia, causó la muerte de entre 100.000 y 160.000 personas y destruyó la ciudad hasta los cimientos.

‘Little Boy’, explotó al llegar a la altura de 590 metros, provocando una reacción atómica que liberó una energía de 13 kilotones (equivalente a 13.000 toneladas de TNT) y generó un calor de aproximadamente 1 millón de grados centígrados, haciendo arder el aire y generando una bola de fuego de unos 256 metros de diámetro. Cerca del 30% de la población de Hiroshima murió en el acto, siendo desintegrados por el calor y la explosión y creando el conocido como ‘efecto sombra’. A los fallecidos durante la explosión o por los daños causados por esta deben de sumarse a los que se vieron afectados por las heridas, quemaduras y efectos secundarios de la radiación. A los que sobrevivieron a la catástrofe se les conocía como ‘hibakusha’, que literalmente significa ‘persona bombardeada’. La proporción entre civiles y militares en la ciudad era próxima a seis civiles por cada militar.

La orden de lanzamiento, al igual que ocurriría el 9 de agosto con el bombardeo de Nagasaki, fue dada por el Presidente estadounidense Harry S. Truman, quien anunció el uso del arma atómica horas después del lanzamiento y justificó su decisión como una forma rápida de acabar con la guerra y una revancha contra los japoneses por el ataque a la base de Pearl Harbor. A falta de una respuesta por el gobierno japonés, que en un principio no creía posible que los estadounidenses hubieran usado una bomba atómica, se lanzó un segundo artefacto sobre la ciudad de Nagasaki. La ‘Fat Man’ sumó otras 80.000 muertes a las ya provocadas en Hiroshima y consiguió la rendición incondicional del imperio nipón.
Ambos bombardeos provocaron la muerte de cerca de 246.000 personas, la mitad por envenenamiento debido a la radiación

Esta controvertida decisión ha sido discutida desde que se diera a conocer. Muchos defienden que el fanatismo japonés les habría hecho luchar hasta el último hombre, haciendo que la guerra se prolongara y causara mayor número de muertos en ambos bandos que el causado por las detonaciones. Además, el mundo vio el terror de la era atómica y lo que podría llegar a causar si no se utilizaba con cuidado, haciendo que se disuadiera el uso de las bombas atómicas en un futuro próximo.

Por otro lado, hay quienes veían la rendición de Japón muy próxima si se tiene en cuenta que había perdido a todos sus aliados y que estaba planeado que fuerzas estadounidenses, soviéticas, británicas y de otros muchos países se unieran para ponerle fin al conflicto. Los objetivos elegidos tenían poca importancia militar y dan la sensación de haber sido seleccionados para causar el mayor daño civil posible. La detonación fue una muestra de fuerza de Estados Unidos para el mundo, lo que derivó en que la Unión Soviética se viera amenazada y ambas potencias comenzaran una carrera armamentística para ver cuál de las dos tenía los misiles más mortíferos.

Actualmente, en la zona del epicentro del bombardeo existe un Parque Memorial de la Paz y un Museo Memorial que homenajea a las víctimas y se ha convertido en un símbolo del tremendo daño que el ser humano puede llegar a causar y la necesidad de que nunca se vuelva a llegar a esos
El 6 de agosto de 1945, cuando la Segunda Guerra Mundial parecía acercarse a su fin, la bomba de uranio "Little Boy" fue lanzada sobre Hiroshima (Japón), causando más de 100.000 muertes, además de destruir por completo la ciudad.

HIROSHIMA
El 6 de agosto de 1945, cuando una destrozada Alemania nazi ya se había rendido y el fin de la Segunda Guerra Mundial parecía aproximarse, Estados Unidos decidió golpear a Japón con la última incorporación a su arsenal, fruto del llamado Proyecto Manhattan, para acelerar el proceso de rendición. La bomba de uranio ‘Little Boy’ fue lanzada por el avión Enola Gay sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. El artefacto, siendo el primero en ser lanzado sobre una ciudad de la historia, causó la muerte de entre 100.000 y 160.000 personas y destruyó la ciudad hasta los cimientos.

‘Little Boy’, explotó al llegar a la altura de 590 metros, provocando una reacción atómica que liberó una energía de 13 kilotones (equivalente a 13.000 toneladas de TNT) y generó un calor de aproximadamente 1 millón de grados centígrados, haciendo arder el aire y generando una bola de fuego de unos 256 metros de diámetro. Cerca del 30% de la población de Hiroshima murió en el acto, siendo desintegrados por el calor y la explosión y creando el conocido como ‘efecto sombra’. A los fallecidos durante la explosión o por los daños causados por esta deben de sumarse a los que se vieron afectados por las heridas, quemaduras y efectos secundarios de la radiación. A los que sobrevivieron a la catástrofe se les conocía como ‘hibakusha’, que literalmente significa ‘persona bombardeada’. La proporción entre civiles y militares en la ciudad era próxima a seis civiles por cada militar.

La orden de lanzamiento, al igual que ocurriría el 9 de agosto con el bombardeo de Nagasaki, fue dada por el Presidente estadounidense Harry S. Truman, quien anunció el uso del arma atómica horas después del lanzamiento y justificó su decisión como una forma rápida de acabar con la guerra y una revancha contra los japoneses por el ataque a la base de Pearl Harbor. A falta de una respuesta por el gobierno japonés, que en un principio no creía posible que los estadounidenses hubieran usado una bomba atómica, se lanzó un segundo artefacto sobre la ciudad de Nagasaki. La ‘Fat Man’ sumó otras 80.000 muertes a las ya provocadas en Hiroshima y consiguió la rendición incondicional del imperio nipón.
Ambos bombardeos provocaron la muerte de cerca de 246.000 personas, la mitad por envenenamiento debido a la radiación

Esta controvertida decisión ha sido discutida desde que se diera a conocer. Muchos defienden que el fanatismo japonés les habría hecho luchar hasta el último hombre, haciendo que la guerra se prolongara y causara mayor número de muertos en ambos bandos que el causado por las detonaciones. Además, el mundo vio el terror de la era atómica y lo que podría llegar a causar si no se utilizaba con cuidado, haciendo que se disuadiera el uso de las bombas atómicas en un futuro próximo.

Por otro lado, hay quienes veían la rendición de Japón muy próxima si se tiene en cuenta que había perdido a todos sus aliados y que estaba planeado que fuerzas estadounidenses, soviéticas, británicas y de otros muchos países se unieran para ponerle fin al conflicto. Los objetivos elegidos tenían poca importancia militar y dan la sensación de haber sido seleccionados para causar el mayor daño civil posible. La detonación fue una muestra de fuerza de Estados Unidos para el mundo, lo que derivó en que la Unión Soviética se viera amenazada y ambas potencias comenzaran una carrera armamentística para ver cuál de las dos tenía los misiles más mortíferos.


Actualmente, en la zona del epicentro del bombardeo existe un Parque Memorial de la Paz y un Museo Memorial que homenajea a las víctimas y se ha convertido en un símbolo del tremendo daño que el ser humano puede llegar a causar y la necesidad de que nunca se vuelva a llegar a esos extremos.