El 30 de septiembre de 1938, en Munich,
Alemania; debido a la crisis de los Sudetes, donde los alemanes reclamaban la
provincia checa por ser esta de mayoría étnica germana; el primer ministro
británico Neville Chamberlain y el líder francés Edouard Daladier, firman el
histórico Pacto de Múnich con Adolf Hitler líder germano y Benito Mussolini, el
Duce italiano. Las negociaciones duran varias horas, en primera instancia la
problemática era tratar de persuadir a Hitler que una guerra a gran escala sería terrible, por lo que Hitler afirmaba que
solamente pretendía unificar a los pueblos de habla germana y los Sudetes era
una provincia históricamente germana. Los franceses eran reticentes a aceptar
puesto que no confiaban en Hitler, pero los británicos, maestros de la
diplomacia, lograron establecer puntos en común para que se logrará un acuerdo
final.
Por el
histórico Pacto de Munich, los aliados toman la decisión de ceder la provincia
checa de los Sudetes a los alemanes, a cambio de la promesa de Hitler de no
invadir el resto de Checoslovaquia respetando la autonomía de este país a pesar
de haber también una importante cantidad de germanos en suelo checo. La
ingenuidad de los aliados pronto demostrará que las cartas habían sido mal
jugadas, pero recién se verá al lago plazo (meses). Al día siguiente Alemania,
se anexionará los Sudetes tal y como estaba estipulado, sin producirse hechos
de violencia.
Pero pese
a la promesa hecha en Múnich, solamente seis meses más tarde incumpliendo el
pacto, Hitler ordenará la invasión de toda Checoslovaquia que caerá en pocos
días, sin haber ninguna reacción importante a nivel internacional ni de
Francia, ni de Inglaterra. La siguiente acción a gran escala de Hitler, será el
ataque a la bahía de Danzig, corredor con una fuerte población alemana, que
desencadenará la Segunda Guerra Mundial.
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