El 17 de agosto de 1850, en Boulogne-sur-Mer,
Francia; fallecía don José de San Martín, el destacado militar nacido en
Corrientes, Argentina; y que participó de forma determinante en el proceso
independentista sudamericano. Nacido en 1778, con solo seis años, se trasladó a
vivir con su familia a Málaga donde permanecería varios años. Comenzó sus
estudios en el Real Seminario de Nobles de Madrid y en la Escuela de
Temporalidades de Málaga en 1786. No mucho más tarde, ingresó al ejército
español e hizo su carrera militar en el Regimiento de Murcia donde prestaría
servicio en varias campañas: primero en Marruecos, y luego destacaría su
participación en el decisivo triunfo de Bailen por las tropas españolas que
intentaban detener el avance napoleónico. En aquel triunfo, un joven San Martín
fue condecorado. Caída la Junta de Sevilla en 1810, el caso de Buenos Aires y
el Rio de la Plata con sus revoluciones anti virreinales comenzaron a mover a
San Martin con un posible retorno a la tierra donde había nacido.
Con 34 años, en 1812 arribó a Buenos Aires donde se puso al servicio de las guerras de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En marzo de 1812, se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, el cual fundó sin inconvenientes tomando como referencia a la caballería napoleónica. Sería en 1813 cuando tuvo su bautismo de fuego en su tierra natal en el combate de San Lorenzo, donde venció a los realistas que lo doblegaban en número y aseguró el control patriota de la ribera del Paraná. En 1814, se le encargó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del general Manuel Belgrano que había sufrido varias derrotas en el Alto Perú. Allí, San Martin consideró que continuar la expedición por el norte era una simple locura y decidió que lo correcto sería cruzar los Andes para luego liberar Chile y finalmente partir por mar hacia Perú (tomando como referencia el Plan Maitland planteado por un general escoces en 1800).
Con 34 años, en 1812 arribó a Buenos Aires donde se puso al servicio de las guerras de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En marzo de 1812, se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, el cual fundó sin inconvenientes tomando como referencia a la caballería napoleónica. Sería en 1813 cuando tuvo su bautismo de fuego en su tierra natal en el combate de San Lorenzo, donde venció a los realistas que lo doblegaban en número y aseguró el control patriota de la ribera del Paraná. En 1814, se le encargó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del general Manuel Belgrano que había sufrido varias derrotas en el Alto Perú. Allí, San Martin consideró que continuar la expedición por el norte era una simple locura y decidió que lo correcto sería cruzar los Andes para luego liberar Chile y finalmente partir por mar hacia Perú (tomando como referencia el Plan Maitland planteado por un general escoces en 1800).
En 1815 fue nombrado gobernador de Cuyo, con
sede en la ciudad de Mendoza. Allí, puso en marcha su proyecto pese a tener
entre medio de todo, una serie de disputas entre los hermanos Carrera y
O’Higgins, exiliados de Rancagua lo que llevó a que San Martin se posicionara
en favor de O’Higgins como lugarteniente para la campaña de Chile. Tras
organizar al ejército de los Andes, en enero de 1817 cruzó la enorme cordillera
de Los Andes con 5.500 hombres convirtiéndose en uno de los hitos de la
historia militar más notables de todos los tiempos y lideró la liberación de Chile,
primero en la batalla de Chacabuco donde el orden realista se rompería, sin
embargo en 1818 una ofensiva realista asestó un golpe a los patriotas en Cancha
Rayada, que solo dos semanas más tarde se recuperaron y ganaron la decisiva
batalla de Maipú que cerró la independencia chilena.
Tras reorganizar sus fuerzas con Chile en 1821
partiría la expedición libertadora del Perú con miles de hombres, que tras
obtener varios triunfos en mar facilitaría el ingreso de San Martin a Lima el
28 de julio y la proclamación de la independencia de ese país. Como gobernante
de Perú fundó bibliotecas, un hospital y varias escuelas, siendo considerado
allí libertador del país oficialmente. Tras eso y permanecer como gobernante de
Perú unos pocos meses (por no aceptar cargos de dictador), se entrevistó en
1822 con Simón Bolívar en Guayaquil, donde tras marcar algunas discrepancias
con el venezolano, decidió que lo mejor era servir lo que restaba de la campaña
al mando de Bolívar, poniendo a disposición sus hombres y retirándose en 1823 a
Mendoza, donde se enteró del fallecimiento de su esposa Remedios de Escalada.
En su breve estancia en Perú, San Martin rechazó los más altos honores que se
le ofrecieron y siempre pensó en reivindicar un proyecto monárquico con las
tradiciones incaicas. San Martin en 1824 partiría al exilio hacia Europa junto
a su única hija, Mercedes, primero Escocia, luego Bélgica y finalmente Francia,
frustrado por las guerras civiles entre compatriotas.
En 1829, intentó regresar a Buenos Aires pero
el estallido de la guerra civil entre unitarios y federales con el fusilamiento
de Manuel Dorrego le impidió hacer su arribo por lo que regresó a Francia.
Permaneció al tanto de lo que ocurría en el Rio de la Plata y denunció los
múltiples intentos de la soberanía argentina por las fuerzas imperialistas
europeas. Finalmente, falleció en 1850 a los 72 años. En Argentina y Perú es
considerado el padre de la patria, y en Chile se le reconoce con el cargo de
capitán general. San Martin posee estatuas en más de 30 países de todo el
mundo, desde Estados Unidos hasta China.
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