sábado, 29 de julio de 2017

Surgimiento del Estado nación. Argentina (1806-1852)

Surgimiento del Estado nación (1806-1852)
Retrato de José de San Martín. 1828
En 1806 y 1807, en el marco de las Guerras Napoleónicas que tenían lugar en Europa, tuvieron lugar las Invasiones Inglesas al Río de la Plata. Sir Home Riggs Popham y William Carr Beresford encabezaron la primera, que desembarcó en la zona de Quilmes y tomó el control de la ciudad de Buenos Aires durante 45 días hasta su expulsión por parte de un ejército proveniente de Montevideo encabezado por Santiago de Liniers. En 1807 un segundo ataque aún más grande (de aproximadamente 8000 soldados), encabezado por John Whitelocke, logró ser resistido exitosamente.
El conflicto tuvo consecuencias políticas importantes: se creó un quiebre del derecho institucional vigente en el virreinato; el virrey Rafael de Sobremonte fue destituido por huir durante la invasión, y el victorioso Liniers fue electo por aclamación popular, sin intervención directa del Rey de España. Además, durante el segundo conflicto, los soldados disponibles eran insuficientes y no se podía contar con el auxilio de la metrópoli, por lo que varios sectores de la población habitualmente postergados recibieron armamento y mando de tropas. Esto les permitió tener una mayor injerencia en los asuntos de la vida pública. Entre ellos se destacaba el Regimiento de Patricios, compuesto por criollos y comandado por Cornelio Saavedra.
La Independencia de los Estados Unidos (1776), la Revolución francesa (1789) y las nuevas ideas de la Ilustración, se combinaron con las tradiciones de lucha de criollos, indígenas y afroamericanos contra el Imperio español para impulsar las ideas de libertad, igualdad e independencia en Latinoamérica.
La Revolución de Mayo de 1810 destituyó y expulsó al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y proclamó, tras un Cabildo Abierto, el primer gobierno formado mayoritariamente por criollos en las Provincias Unidas del Río de la Plata, denominado la Primera Junta. Entre 1810 y 1820 se sucedieron dos juntas de gobierno, dos triunviratos y el Directorio, una forma unipersonal y centralista de gobierno. En este período, la principal preocupación de los gobiernos era consolidarse internamente y enfrentar la resistencia de los Ejércitos realistas en América (defensores del statu quo y del mantenimiento de los lazos que unían estas regiones a la corona española). En 1816 se declaró la independencia de las Provincias Unidas de América del Sur en el Congreso de Tucumán.

Campaña libertadora y guerra civil
José de San Martín, Manuel Belgrano, y Martín Miguel de Güemes fueron algunos de los principales comandantes patriotas en la guerra de independencia. A Manuel Belgrano se le encargó la dirección del Ejército del Norte y, aunque fue derrotado por las fuerzas realistas, sentó las bases para que luego el Paraguay formase un gobierno propio, en 1811. En 1812 creó la bandera de la Argentina y dirigió el Éxodo Jujeño, tras lo cual se impuso a los españoles en las batallas de Tucumán y Salta.
En 1816 José de San Martín organizó el Ejército de los Andes conformado por 4000 hombres y, desde 1817 hasta 1822, encabezó las campañas libertadoras que llevarían a la independencia de Chile y Perú. Contemporáneamente, Simón Bolívar independizaba a la Gran Colombia, completaba la independencia de Perú y liberaba a Bolivia (1824), el último bastión del dominio español en Sudamérica.
El Estado argentino considera a San Martín como el mayor héroe militar de su independencia y lo honra con el título de "Padre de la Patria".
Desde antes de 1820, unitarios y federales se disputaron el gobierno y la economía del país a través de una serie de guerras civiles. Con la Batalla de Cepeda, un triunfo federal, comenzó el Período de las Autonomías Provinciales; la unión entre las provincias sólo se mantuvo gracias a los llamados "tratados interprovinciales". Las luchas internas entre las provincias —en general, las del interior contra-Buenos Aires se mantuvieron por más de 60 años. Los caudillos provinciales dominaron el mapa político a mediados del Siglo XIX, dirigiendo grandes ejércitos propios, y en muchos casos gobernando sus provincias.
Entre 1820 y 1824 gobernó Buenos Aires Martín Rodríguez, cuyo ministro Bernardino Rivadavia realizó históricas reformas (como la primera ley electoral en 1821, aplicada sólo a la Provincia de Buenos Aires) y con el fin de incrementar las arcas del Estado firmó un empréstito con la Baring Brothers y se apoderó de todos los bienes que pertenecían a las órdenes religiosas, incautó los bienes propios del Santuario de Luján, de los de la Hermandad de Caridad, del Hospital de Santa Catalina y otros.31 En defensa de los bienes de la Iglesia católica en Argentina y el anticatolicismo de Rivadavia el 19 de marzo de 1823 estalló la "Revolución de los Apostólicos" encabezada por Gregorio García de Tagle pero fracasó después de varias horas de lucha.
Los despojos arbitrarios y unilaterales de la administración rivadaviana junto con el rol de la Iglesia Católica en la génesis de la nacionalidad argentina son causa de la reparación histórica que fundamenta el actual sostenimiento del culto católico en la Argentina, reglamentado por la Ley 21.540 sobre la "Asignación a determinados dignatarios pertenecientes al Culto Católico Apostólico Romano". 32
En 1824 Juan Gregorio de Las Heras sucedió a Rodríguez como Gobernador de Buenos Aires, que reunió el Congreso, por el cual se pretendió unificar el país.
En 1825, con el apoyo del gobierno argentino, un grupo de orientales y de otras provincias, llamados los Treinta y Tres Orientales y liderados por Juan Antonio Lavalleja, ingresó en la Provincia Oriental para desalojar a los ocupantes brasileños quienes, con la posterior ayuda de Fructuoso Rivera, en pocos meses lograron retirar al ejército brasileño y el 25 de agosto, en el Congreso de Florida, declararon la independencia del territorio oriental del Brasil y su unificación con las demás provincias que conformaban las Provincias Unidas del Río de la Plata o Argentina. Brasil declaró la guerra a Argentina. En 1826, el Congreso nombró presidente a Rivadavia, de tendencia centralista, que continuó con la política económica librecambista que venían llevando adelante los gobiernos porteños, y que tiene su base en las ganancias que genera el puerto de Buenos Aires.

Las islas Malvinas con bandera argentina (1810-1833)
La Argentina sostiene que con su independencia, heredó los derechos de España en virtud de la doctrina del uti possidetis iuris y de la de «sucesión de estados», por lo que ejerció un «dominio eminente» a partir de 1810. Al reconocer España la independencia argentina en 1859, cedió explícita y retroactivamente al 25 de mayo de 1810 sus derechos sobre el territorio argentino, que incluirían a las Malvinas.36
El 6 de noviembre de 1820 el coronel estadounidense al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, David Jewett, al comando de la fragata Heroína realizó en Puerto Soledad la toma de posesión de las islas Malvinas en nombre del Gobierno de esas Provincias Unidas, que era el nombre de la Argentina usado en aquel entonces.
Jewett hizo izar por primera vez la bandera de Argentina en el territorio y repartió comunicaciones al respecto a los cazadores de lobos marinos y de ballenas, que de varias nacionalidades estaban allí presentes. El explorador británico James Weddell fue testigo del hecho.
La noticia tuvo difusión en la prensa de Europa. Las islas quedaron bajo pacífica posesión de las Provincias Unidas hasta la ocupación británica de 1833.
El 2 de febrero de 1825 el Reino Unido firmó un tratado de amistad, comercio y navegación mediante el cual reconoció la independencia de las Provincias Unidas y, naturalmente, la existencia de un ámbito territorial propio de ella, incluyendo las Malvinas, que habían tomado posesión en 1820, y ejercido otros actos de soberanía incluyendo el nombramiento y la instalación de autoridades.42 43 44 38 Además se debe sumar que en el trado el Reino Unido no expresó pretención alguna a las islas45 y que el tratado implicó la admisión de las consecuencias jurídicas de tal reconocimiento.38
El 10 de junio de 1829, con el fin de reforzar la presencia del Estado argentino, el gobernador delegado de Buenos Aires, Martín Rodríguez, y su ministro Salvador María del Carril, por intermedio de un decreto ley crearon la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico, con sede en la isla Soledad y con jurisdicción sobre las islas adyacentes al cabo de Hornos que dan hacia el océano Atlántico Sur. Luis Vernet fue el primer titular del cargo.
El 5 de febrero de 1830 nació en Puerto Soledad Matilde Vernet y Sáez. Hija de Luis Vernet, fue la primera persona de la que se tenga registro en nacer en las Malvinas y primer descendiente de argentinos antes de la ocupación británica del territorio en 1833.46 47
Artículos principales: Toma de posesión argentina de las islas Malvinas, Historia de las islas Malvinas, Comandancia Militar de las Islas Malvinas y Comandancia política y militar de las Islas Malvinas.
Presidencia de Rivadavia y guerra con el Brasil (1826-1828)
Retrato de Bernardino Rivadavia, durante su estadía como enviado diplomático en Londres
En 1826, los representantes de las provincias de la antigua unión se vieron en la necesidad de reunirse para lograr un frente unificado contra el Brasil. Rivadavia, de trayectoria diplomática en Europa y conocida su obra como Ministro de Gobierno de Martín Rodríguez, fue electo presidente por treinta votos contra cinco. Durante su mandato encaminó a las Provincias Unidas a su unidad, anhelada por él, y necesaria en el momento.
El 9 de febrero de 1826 año, el Presidente envió al Congreso el proyecto de Ley de Capital, pues para gobernar el país necesitaba un espacio territorial desde donde hacerlo. Fue aprobado por 25 votos a favor. En contra, se manifestaron 14 votos. La ley establecía como capital del estado a la ciudad de Buenos Aires, ampliando sus límites territoriales. La capital no estaba sujeta a la subordinación de la provincia. Con el resto de Buenos aires, se creaba una nueva provincia, que perdía su ciudad cabecera, su puerto, y por lo tanto sus ingresos económicos más fuertes.
Otra ley fue la de creación del Banco Nacional, cuyo nombre oficial fue Banco de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con un capital de 10.000.000 de pesos. Éste se integraba con 3.000.000 provenientes de un préstamo realizado por la provincia de Buenos Aires, 1.000.000 del Banco de Descuentos, y una suscripción anual para integrar acciones por un monto de $ 200 cada una. La administración del Banco estaría a cargo de un Directorio.
El 18 de mayo de 1826, se dictó la Ley de Enfiteusis por la cual las tierras públicas cuya venta había sido prohibida por estar afectadas a la garantía de la deuda con Inglaterra, se entregaban en enfiteusis por no menos de 20 años, contados a partir del 1 de enero de 1827.
La culminación normativa fue la Constitución de 1826. En sus 191 artículos agrupados en 10 secciones, organizaba al país bajo el sistema representativo, republicano y unitario. En la última sección se imponía la presentación del texto constitucional a la aprobación de las provincias y de la capital. Las primeras se manifestaron en desacuerdo. Esta oposición fue el golpe final para el Congreso. Rivadavia fomentó las sociedades por acciones, con capitales británicos, para la explotación de recursos minerales.
En lo que hace a la guerra, si bien al comienzo de las hostilidades las fuerzas imperiales eran mayores a las republicanas, las Provincias Unidas derrotaron a Brasil en muchas batallas en una lucha de tres años por tierra y mar; siendo la Batalla de Ituzaingó, la más importante.
Sin embargo, los problemas económicos y políticos generados en ambos estados, en especial, el bloqueo de la Armada de Brasil al puerto de Buenos Aires y el impase en tierra (dado que Colonia del Sacramento y Montevideo estuvieron bajo el control de Brasil durante todo el conflicto) aconsejaron iniciar las tratativas de paz. En 1827, el ministro plenipotenciario argentino Manuel José García, excediéndose en su misión, firmó un acuerdo preliminar de paz con los brasileños que reconocía la soberanía del Imperio sobre la Provincia Oriental y se comprometía a pagarle a Brasil una indemnización de guerra. El presidente Bernardino Rivadavia lo declaró como el «tratado deshonroso», rechazándolo y presentando posteriormente su renuncia. El conflicto continuó hasta el 27 de agosto de 1828, cuando los representantes del gobierno de la República de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y el Emperador del Brasil, firmaron la Convención Preliminar de Paz, que acordó la independencia de la Provincia Oriental y el cese de las hostilidades.

Gobierno de Juan Manuel de Rosas (1829-1852)

Retrato del Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas 1845
En 1829 Juan Manuel de Rosas, federal y porteño, asumió el gobierno de la provincia de Buenos Aires, con "Facultades Extraordinarias", y conservando la delegación de las relaciones exteriores por parte de las demás provincias. Gobernó hasta 1832 con mano de hierro y fuertes rasgos personalistas. Rosas realizó una campaña en la Patagonia, donde luchó contra algunas tribus indígenas y negoció con otras, para ampliar la frontera hacia el sur del país. Desde 1832 hasta 1835 se sucedieron tres gobernadores débiles: Juan Ramón Balcarce, Juan José Viamonte, y Manuel Vicente Maza. Los tres renunciaron por presión del rosismo, y el último de ellos a causa del asesinato del caudillo Facundo Quiroga en Barranca Yaco, ideado por los hermanos cordobeses Reynafé. En 1833, Gran Bretaña ocupó las Islas Malvinas.
En 1835, en medio de esta anarquía, Juan Manuel de Rosas fue elegido gobernador de Buenos Aires, con el agregado de tener la "Suma del Poder Público", es decir, los tres poderes del Estado resumidos en su persona. Un posterior plebiscito popular legitimó en forma amplia su designación. Inició una política económica proteccionista, aunque sin fomentar explícitamente nuevas industrias, y realizó pactos interprovinciales (como el Pacto Federal). También impuso medidas que favorecen a los sectores populares como la prohibición total de la compra-venta y el tráfico de esclavos negros, que ya habían adquirido la libertad de vientres luego de la revolución de mayo. Con sus atribuciones también inició un régimen que se caracterizó por la persecución de los opositores — bajo el lema "Mueran los salvajes unitarios" — que en muchos casos fueron ejecutados, asesinados u optaron por exiliarse en países limítrofes. Su política centralista desató sublevaciones en su contra en el Interior del país y su autoritarismo generó la oposición de los romanticistas de la "Generación del 37", grupo de jóvenes intelectuales influyentes, entre ellos Juan Bautista Alberdi, Esteban Echeverría, y Domingo Faustino Sarmiento, que desde el Salón Literario criticarán duramente al régimen.
Entre 1838 y 1840, Rosas enfrentó el Bloqueo Francés, establecido por el rechazo a aceptar beneficios para ciudadanos franceses. La acción también promovió revueltas y unificó a la oposición pero fue levantada, resultando fortalecido Rosas, quien luego venció a la poderosa Coalición de las provincias del Norte, y sitió Montevideo entre 1843 y 1851 para ayudar al ex presidente uruguayo Manuel Oribe, derrocado en su país. Luego en 1845, resistió de forma admirable el Bloqueo naval Anglo-Francés en la Batalla de la Vuelta de Obligado, y logró aplastar una última sublevación de la provincia de Corrientes.
En sus últimos años de gobierno, las renuncias de Rosas se repitieron simbólicamente; el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza aceptó una de ellas con su denominado "Pronunciamiento" y decidió asumir él mismo las Relaciones Exteriores de su provincia. El caudillo porteño reaccionó con furiosas invectivas, pero su reacción militar fue insuficiente: se enfrentaron en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852. En esta batalla, la más grande de la historia sudamericana, el Ejército Grande de 30 000 hombres comandados por Urquiza, (que incluía tropas de Brasil, Uruguay, Entre Ríos y Corrientes, y exiliados políticos), derrotó al ejército federal de 22 000 hombres. Tras este hecho, Juan Manuel de Rosas inició su exilio en Inglaterra. Quince días después el general victorioso entró en Buenos Aires en un desfile, seguido de fusilamientos de las figuras importantes del rosismo.

Islas Malvinas ocupadas por fuerzas británicas (1833)
La presencia del Estado argentino en las Islas Malvinas terminó 3 de enero de 1833 a través de una operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que tomó el control de las islas luego de que el 20 de diciembre de 1832 la corbeta estadounidense USS Lexington destruyera las defensas militares del asentamiento argentino de Puerto Soledad, en la isla homónima. A pesar de estar en relaciones de paz con la Confederación Argentina, el Reino Unido, con dos buques de guerra desalojaron a la guarnición argentina de 26 soldados, quienes se marcharon dos días después. Desde entonces, las islas han estado bajo dominio británico, excepto durante el breve período de la Guerra de Malvinas en 1982.
Artículos principales: Toma de posesión argentina de las islas Malvinas, Historia de las islas Malvinas y Ocupación británica de las islas Malvinas (1833).

Primeras expediciones a la península Antártica y mares australes
En 1815 el comodoro de marina irlandés al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Guillermo Brown, emprendió una campaña para hostigar a la flota española en el océano Pacífico y al transponer el cabo de Hornos con los navíos Hércules y Trinidad los vientos los llevaron hasta el paralelo 65º S. En la memoria naval institucional llamada Acciones navales de la República Argentina, 1813-1828 escrita por Brown.
Después de dar vuelta el cabo de Hornos y de soportar los vientos reinantes en estos parages, y después de haber llegado hasta los 65 grados de latitud, en cuyo parage la mar se les presentó muy llana con horizonte claro y sereno, sin malos signos, lo que indicaba que no estaban muy lejos de la tierra, el bergantín Trinidad perdió el tajamar.
Algunas fuentes argentinas mencionan que Brown habría avistado tierras antárticas en esa expedición, afirmando que es la razón por la cual en la cartografía argentina suele llamarse Tierra de la Trinidad a la parte más septentrional de la península Antártica (por el navío Trinidad), pero Brown tampoco hizo mención alguna de ese supuesto avistaje en sus Memorias escritas cuando ya se conocía la existencia de la Antártida, en las que se refiere al hecho de la siguiente manera.
Después de dar vuelta al cabo de Hornos, soportando los acostumbrados temporales de viento de esos mares, el bergantín Trinidad, al mando de D. Miguel Brown, mi hermano, perdió el tajamar (al cual están asegurados los barbiquejos de la roda), exponiendo a peligro inminente al bauprés.
El 25 de agosto de 1818 el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata otorgó las primeras concesiones para la caza de focas y pingüinos en territorios correspondientes al continente antártico a Juan Pedro de Aguirre, quien operaba con los buques Pescadora Director y San Juan Nepomuceno. En el petitorio que Aguirre había presentado el 18 de febrero solicitó autorización para la instalación de un establecimiento para caza de lobos marinos en alguna de las islas existentes a la altura del Polo Sur.
La primera tierra descubierta en forma confirmada al sur del paralelo 60° S fue por el inglés William Smith a bordo del bergantín mercantil Williams, mientras navegaba desde Buenos Aires a Valparaíso, desviado de su ruta al sur del cabo de Hornos, el 19 de febrero de 1819 avistó la extremidad nordeste (punta Williams) de la isla Livingston. Denunció su descubrimiento en Valparaíso, pero no le fue creído y en otro viaje volvió a desviarse alcanzando el 16 de octubre de 1819 la isla Rey Jorge. Bautizó al archipiélago como Nueva Bretaña del Sur y tomó posesión de él a nombre de la corona británica, dando a conocer sus descubrimientos al llegar a Montevideo cuando esta ciudad formaba parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
El foquero argentino Spiritu Santo al mando del capitán Carlos Tidblom (o Timdblon), fue seguido en septiembre de 1819 desde las islas Malvinas por el brig estadounidense Hercilia (al mando de Nathaniel Palmer) alcanzándolo en la isla Decepción en las Shetland del Sur. El hecho de que estos foqueros se dirigieran a las islas con rumbo fijo suele ser considerado como prueba de que las conocían anteriormente.

 El 10 de junio de 1829 el gobierno de la provincia de Buenos Aires dictó el decreto de creación de la Comandancia Político Militar de las Islas Malvinas incluyendo a las islas adyacentes al Cabo de Hornos, lo que interpreta en Argentina como que incluyó a las islas antárticas.

viernes, 28 de julio de 2017

Primera Guerra Mundial (La gran guerra)

El 28 de julio de 1914, el Imperio Austrohúngaro le declara formalmente la guerra al reino de Serbia tras no recibir respuesta del ultimátum enviado 5 días antes y comienza la Primera Guerra Mundial. Tras el asesinato del Archiduque Francisco Fernando un mes antes, las tensiones entre Serbia y el Imperio Austrohúngaro quedaron en su punto más álgido, por lo que las fuerzas imperiales habían enviado un ultimátum solicitando a Serbia el libre acceso al país para investigar sobre el grupo que había asesinado al Archiduque y tenía bases allí. Serbia sin responder directamente, acusó de que cualquier intento de violación de la soberanía llevaría a una guerra. Sin respuestas, el 28 de julio comienza el despliegue de tropas austrohúngaras para invadir Serbia. 

El pequeño país independiente mandaría a jóvenes, adultos y ancianos voluntarios a la línea de frente para luchar contra los invasores. Esta acción da inicio a la Primera Guerra Mundial tal y como la conocemos. El Imperio Austrohúngaro invade Serbia con decenas de miles de hombres, mientras en Serbia se prepara la resistencia; todo esto provocaría la intervención del Imperio Ruso en el conflicto en favor de Serbia sobre la cual ejercía un protectorado simbólico. En medio de esta escalada, el Imperio Alemán, aliado de los Austrohúngaro le declararía pocos días después la guerra a Rusia y comenzaría el despliegue de efectivos para luchar contra las fuerzas del Zar. Por lo pronto y en escasos días, las potencias occidentales romperían relaciones con Alemania por cuestiones políticas (Gran Bretaña disputaba el puesto de potencia europea con Alemania, mientras Francia acumulaba viejos rencores de la guerra de 1871), transformando una guerra entre vecinos, en una guerra de magnitudes mundiales al arrastrar también sus colonias de ultramar, guerra que por cierto quedaba en claro al ver el complejo sistema de alianzas europeas de años anteriores. El bloque de las “potencias centrales” quedaría conformado por el Imperio Austrohúngaro, el Imperio Alemán desde un primer momento, el Imperio Otomano y Bulgaria meses más tarde. El bloque de los “aliados” estará encabezado por Gran Bretaña, Francia, Italia (que rompería su trato con austrohúngaros y germanos), el Imperio Ruso, Serbia, Rumania, Grecia y Bélgica; añadiéndose desde 1917 Estados Unidos. 

La guerra estará marcada por múltiples aspectos: la primera vez en la historia que se usen aviones de combate, la primera vez en la historia que aparezcan los tanques de batalla, la primera guerra de la historia donde se usen armas químicas, especialmente el gas mostaza por ambos bandos. La brutal contienda tendrá tres grandes frentes: el frente occidental marcado por la brutal guerra de trincheras y los millones de muertos y heridos; el frente oriental donde los alemanes aplastaran mes a mes al debilitado ejército ruso, y el frente de Mesopotamia donde se desarrollaran las acciones de los británicos y árabes contra el ejército otomano. Tras 4 sangrientos años de guerra, la intervención estadounidense quebrara sin dudas el curso de la guerra y hará colapsar al Imperio Alemán poniendo fin al conflicto en 1918. La guerra le costaría al mundo más de 18 millones de vidas y dejando cientos de miles de personas incapacitadas de alguna parte de su cuerpo. 

La contienda fue clave para la geopolítica global: Alemania perdió sus colonias, vio partidos sus territorios y millones de alemanes quedaron en nuevos países (todo esto acordado en Versalles en 1919), dando puntapié al revanchismo alemán. Rusia pese a ser aliada sufrió su revolución interna en 1917 y fue humillada en 1918 en un tratado donde los bolcheviques cedieron Ucrania, Finlandia y Polonia a sus vecinos y mientras tanto afrontaban una guerra civil brutal. El Imperio Otomano no tardaría en colapsar tras acuerdos que llevarían a la fragmentación del imperio en múltiples espacios destinados a colonias europeas (en especial Gran Bretaña y Francia). El Imperio Austrohúngaro explotó en mil pedazos y surgieron más de 7 estados nuevos. Del lado de los “ganadores”, el Imperio Británico obtendría su triunfo moral pero su hegemonía comenzaría una lenta decadencia a manos de quien los socorrió en 1917; Francia salió fortalecida y obtuvo su venganza tras la derrota de 1871 aunque el costo económico seria enorme; Italia no obtuvo reconocimiento alguno y quedó marginada dando origen al nacionalismo revanchista; Japón quien había detenido barcos alemanes en el Pacifico también fue ignorado y dará origen a la política de “odio” hacia Occidente; el gran vencedor seria Estados Unidos que se catapultaría como potencia global al no haber tenido pérdidas materiales, triplicado su producción y que por los próximos años viviría los “Dulces años 20”.

jueves, 27 de julio de 2017

Primeras comunicaciones

El 27 de julio de 1866, se produce uno de los más grandes avances de las comunicaciones en la Historia. Oficialmente se inaugura el primer cable telegráfico trasatlántico de la historia, con unos 3.700 kilómetros de longitud que una a Europa con América, más concretamente, Irlanda con Terranova ubicada en Canadá. Cyrus Field, un destacado empresario estadounidense, fue el financiador de la operación con su fortuna particular. La inversión total fue altísima, puesto que los cables utilizados eran cables submarinos lo que requirió un estudio previo de estos que había sido puestos a aprueba en 1858. Constatado esto se prosiguió al establecimiento del cable telegráfico que unos 8 años antes había durado escaso tiempo por lo que se perfeccionó. 
De esta forma en su estreno, el cable en cuestión de minutos pudo establecer un contacto entre ambos continentes revolucionando las comunicaciones entre ambos espacios que llevaba semanas o meses. El cable duró varios meses constituyendo un verdadero hito de las comunicaciones que se seguiría perfeccionando hasta establecer comunicaciones permanentes entre ambos continentes separados por el inmenso Océano Atlántico.

La Arquitectura Barroca Europea

La Arquitectura Barroca Europea.
El Barroco nace en Italia en el siglo XVI y se difunde a principios del siglo XVII a los países vecinos.
Es diferente según el área geográfica en la que se desarrolla. Existe un Barroco de la Contrarreforma en Italia, España y en los dominios de los Habsburgo, de temática místico religiosa. También hay un barroco del Absolutismo, más clasicista y de tipo propagandístico en Francia. Por su parte, el los Países Bajos y Holanda aparece el Barroco protestante asociado a la burguesía y su estilo de vida.
Rasgos del barroco son los mismos en toda Europa: movimiento, expresión de los sentimientos, fastuosidad, abundancia de elementos decorativos....
Los edificios más construidos siguen siendo los palacios y las iglesias, en los que se cuida tanto el exterior como el interior. También es importante el marco arquitectónico y sus entornos inmediatos.
Las ciudades barrocas tienen un trazado sistemático y racional. En este periodo es cuando se desarrolla el urbanismo.
En París nace la tipología de plaza Real como núcleo que organiza el espacio urbano (Ej. Plaza de los Vosgos o Royal de Enrique IV, 1.605-1.612).
En Inglaterra aparecen las plazas rectangulares (squares) y las circulares (circus), como la que John Wood realizó en la ciudad de Bath.

1.- La arquitectura Barroca en Francia.
Es más clasicista, por lo que destaca la claridad, el orden y la serenidad frente a lo recargado. Se trata de una arquitectura sobria y equilibrada.

El principal cliente es el monarca, por lo que predomina la arquitectura civil.
El Palacio se transforma en un edificio horizontal de cuerpo alargado con dos alas formando escuadra. Las techumbres se llenan de buhardillas que forman unos característicos cuerpos prismáticos de gran altura. Como ejemplo tenemos el Castillo de Vaux-le-Vicomte.
Entre los arquitectos franceses tenemos que destacar a Lemercier y a Mansart.
Jacques Lemencier, protegido de Richelieu, combina la herencia renacentista francesa y las novedosas soluciones arquitectónicas llegadas de Italia.
Entre sus obras destaca la Iglesia de la Sorbona de París (1.635-1.642).

Francois Mansart pertenece a una familia de constructores. Entre sus obras destaca el plano de la iglesia de Val de Grace, de la que realizó la fachada y parte de una nave, y que fue terminada por Lemercier.


Lo más característico del barroco francés va asociado a los arquitectos de Luis XIV y a su concepto del arte como máxima expresión de su absolutismo.
Con esta idea, se llamó a Bernini para completar el Louvre, pero sus proyectos fueron rechazados por el monarca francés, que encargó la reforma a Le Vau y CLaude Perrault.
Este último realizó la fachada exterior del Louvre, concibiéndola como una monumental galería de columnas pareadas, con una planta baja que hace de podium.
Jules Hardollin Mansart, sobrino de F. Mansart, continuó con la fachada de Versalles tras la muerte de Le Vau. Su obra más conocida es la Iglesia de los Inválidos de París, con planta de cruz griega y con capillas circulares en las esquinas.

2.- El Barroco en Inglaterra.
En este país el gótico se prolonga, lo que supuso un retraso en la llegada del renacimiento, por lo que en el siglo XVII predomina el clasicismo, gracias a arquitectos que viajaron a Italia como Inigo Jones y sir Chrsitopher Wren.
De este último destaca la catedral de San Pablo de Londres. Esta es su Fachada principal.
Fachada lateral
3.- Arquitectura Barroca en Europa Central.
En Alemania, destaca Daniel Pöppelmann, autor del Zwinger de Dresde.
En Asutria, debido a su política, la arquitecura es grandiosa e imperialista, como se puede ver en sus palacios.
Fischer von Erlach fusionó los elementos del barroco italiano y del clasicismo francés. Entre sus obras destaca el palacio de Schönbrunn, considerado el Versalles austriaco.

Otra obra importante de Von Erlach es la Iglesia de San Carlos Borromeo, en Viena.

También en Austria hay qeu destcar el Palacio de Berlvedere de Lucas Von Hildebrandt.

Pedido especial de Gonzalo Garcia. 
Esperemos te sea util la info. Gracias

miércoles, 26 de julio de 2017

Conquista del territorio argentino

Conquistas española y mapuche. Época colonial (1516-1806)

La conquista española de parte del actual territorio argentino se realizó mediante tres esfuerzos independientes: expediciones desde España hacia el Río de la Plata y el Paraguay, expediciones organizadas en el Perú para ocupar las tierras del Tucumán, y expediciones de Chile hacia Cuyo. De allí surgen las tres grandes subdivisiones: Nueva Andalucía (después dividida en Río de la Plata y Guayrá-Paraguay), Córdoba del Tucumán, y el Corregimiento de Cuyo. Las primeras dos pertenecieron al Virreinato del Perú, la última a la Capitanía General de Chile. En 1779 las tres pasaron a formar parte del nuevo Virreinato del Río de la Plata.

En este período se produjo la muerte de la mayor parte de la población indígena en la catástrofe demográfica en América tras la llegada de los europeos, que llevó a su vez al Imperio Español a introducir a millones de esclavos secuestrados en el África negra. Simultáneamente y a pesar de la prohibición impuesta por estatutos de limpieza de sangre, se produjo un generalizado mestizaje de la población, en el que los hombres españoles mantuvieron relaciones sexuales -muchas veces forzadas- con decenas y hasta cientos de mujeres indígenas y negras. Esta situación causó un proceso de aculturación en los sectores no nacidos en España y de ambigüedad ante el hecho de la conquista. El artista argentino Víctor Heredia expresa este dilema en su obra Taki ongoy:
Lo que debiéramos averiguar de una vez por todas a esta altura es ¿quiénes somos?, ¿los conquistadores o los conquistados?

En el período colonial la mayor parte del actual territorio argentino no pudo ser conquistado por el Imperio Español, debido a la resistencia opuesta por los pueblos indígenas que habitaban esos territorios, principalmente en las llanuras chaqueña, pampeana y la Patagonia. En la pampa y la Patagonia dominaron los pueblos tehuelches hasta que en el siglo XVIII ingresó un gran contingente mapuche proveniente de la región de Arauco, mapuchizando los pueblos que habitaban la Patagonia norte y la pampa, región que tomó el nombre de Puelmapu.

En la llanura chaqueña dominaron los pueblos wichi y kom. En la región de los ríos alto Paraná y alto Uruguay los jesuitas instalaron misiones indígenas guaraníes organizadas como repúblicas teocráticas de tipo comunitario, con el fin de proteger a sus miembros de las prácticas esclavistas de los encomenderos españoles y los bandeirantes portugueses, que llevó a la Guerra Guaranítica entre 1754 y 1756. La zona del Río de la Plata fue disputada en el período entre el Imperio Español y el Imperio Portugués, dentro de confrontación que ambas potencias mantenían a escala global, generando una fuerte confrontación entre brasileños y rioplatenses que llegó al enfrentamiento bélico en la Guerra de los Siete Años y luego durante la guerra hispano-portuguesa de 1776-1777.

Expediciones iniciales al Río de la Plata
Los primeros europeos que llegaron a lo que actualmente es la Argentina, lo hicieron buscando un paso hacia el continente asiático. Por entonces América era sólo un obstáculo entre España y las riquezas de Catay y Cipango en Asia. La zona, además, estaba ubicada aproximadamente sobre la Línea de Tordesillas, la división del mundo que se estableció por tratado entre España y Portugal y por lo tanto tenía, para ambos países la condición de frontera aún no ocupada.
Aunque existen muchas discusiones sobre la autenticidad de los viajes de Américo Vespucio, varios historiadores aceptan como un hecho que participó de la primera expedición europea (portuguesa) en llegar al actual territorio argentino, más específicamente al Río de la Plata en 1502.

En 1516 el navegante español Juan Díaz de Solís visitó lo que actualmente se conoce como Argentina, navegando el actual Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce por su escasa salinidad. Llegó hasta la actual isla Martín García5 y murió tras navegar un breve trecho del Río Uruguay. Al regresar la expedición a España una de las carabelas naufragó en Santa Catarina, quedando abandonados allí 18 náufragos. Uno de ellos Alejo García fue el primero en conocer la leyenda del Rey Blanco, sobre un país rico en plata, realizando una excursión hasta la región de Potosí en donde se halla el Cerro Rico, donde se hizo de un enorme tesoro de piezas de plata. Al volver murió en un combate con los indios payaguás.

En 1519 y 1520 Hernando de Magallanes recorrió toda la costa de la actual Argentina durante la Expedición de Magallanes-Elcano, hasta el estrecho que lleva su nombre al que llegó el 21 de octubre de 1520. En 1525 fray García Jofre de Loaísa dirigió una expedición que recorrió la Patagonia e incluso se establecieron brevemente en el Puerto Santa Cruz para reparar dos naves.
En 1526 Sebastián Gaboto (italiano) tomó contacto en Santa Catarina (Brasil) con los guaraníes que habían pertenecido a la expedición de Alejo García y decidió ir hacia el Imperio de Plata, navegando aguas arriba el Río de la Plata conocido entonces como Río de Solís. El 9 de junio de 1527 Gaboto ordenó establecer dos fuertes: uno en el actual territorio uruguayo (San Salvador) y otro, al que llamó Sancti Spíritu, primer asentamiento europeo en el actual territorio argentino, en la actual provincia de Santa Fe. Un expedicionario de Gaboto, Francisco César, llegó posiblemente a Córdoba. Gaboto remontó también el Río Paraná, el Río Paraguay y el Río Bermejo.
Diego García de Moguer llegó a Sancti Spíritu poco después de Gaboto e intentó imponer su autoridad. Sin embargo el hambre y las derrotas con los timbúes y charrúas los obligaron a volver a España, donde difudieron las noticias sobre el Rey Blanco y el Río de la Plata.
Portugueses y españoles aceleraron entonces los planes para tomar posesión de esa región, que ambos consideraban estaba de su lado de la Línea de Tordesillas.
En 1531 Portugal envió una gran expedición al mando de Martín Alfonso de Souza para tomar posesión del Río de la Plata y expulsar a los españoles. Llegó hasta la Isla Martín García, que rebautizó Santa Ana. Se internó por el Río Uruguay y se enteró de que los españoles del fuerte San Salvador habían sido derrotados. Decidió entonces retirarse al cabo de Santa María (donde actualmente se encuentra La Paloma, Uruguay). Allí realizó mediciones astronómicas y llegó a la conclusión de que estaba del lado español de la Línea de Tordesillas, por lo que volvió a Portugal sin realizar fundación alguna.

Colonización del Río de la Plata (1527-1580)
En la exploración y conquista que Sebastián Caboto hizo del Río de la Plata, el 9 de junio 1527 construyó un fuerte en la desembocadura del río Carcarañá en el río Paraná, a unos 50 km al norte de la actual ciudad de Rosario, al que dio el nombre de Sancti Spiritu. Este fue el primer establecimiento español en lo que hoy día es la República Argentina. Cerca de su ubicación se levantó después el pueblo de Gaboto, en la provincia de Santa Fe, para conmemorar el hecho.

En una expedición posterior, en febrero de 1528, Diego García de Moguer al mando de una expedición de tres naves, se detuvo a explorar la zona del Río de la Plata. Navegando en abril por el Río Paraná, encontró de improviso el fuerte Sancti Spiritu. Sorprendido e indignado, ordenó al capitán Caro (designado por Sebastián Gaboto), que abandonase el lugar, ya que esa era conquista que sólo a él le pertenecía por haber sido designado por Castilla para explorar esas tierras. Pero vencido por los ruegos de Caro y su gente para que fuese en auxilio de Gaboto, García siguió aguas arriba y entre lo que hoy día son las localidades de Goya y Bella Vista se encontró con el piloto veneciano, quien le obligó a cooperar en la búsqueda de la Sierra de la Plata, y juntos exploraron el río Pilcomayo, para seguir después hacia el estrecho.

A todo esto, en Sancti Spiritu, los españoles descuidaron la defensa del fuerte, y en septiembre de 1529, antes del amanecer, los indígenas tomaron por asalto la fortaleza. Sebastián Gaboto y Diego García de Moguer se encontraban en ese tiempo en el asentamiento de San Salvador, preparando hombres y embarcaciones, y no sabían nada de lo que se estaba desarrollando en Sancti Spiritu, hasta que vieron llegar a Gregorio Caro con los supervivientes, y la terrible noticia de la destrucción del fuerte. Inmediatamente Gaboto y García se dirigieron al fuerte intentando rescatar a sus hombres. En los alrededores de Sancti Spiritu hallaron algunos cadáveres completamente mutilados; los bergantines defondados y hundidos, los almacenes saqueados e incendiados. Sólo dos cañones quedaron como testigos de la primera fortaleza que se levantó en tierra argentina.

El 24 de agosto de 1534, Diego García de Moguer, viaja de nuevo en la carabela Concepción hacia el río de la Plata, pasa por la isla de Santiago de Cabo Verde, luego al Brasil, donde desciende el estuario de los ríos Uruguay y Paraná y funda el primer asentamiento de la ciudad de Santa María del Buen Aire.
En 1536 Pedro de Mendoza fundó el Puerto de Santa María del Buen Ayre. Sin embargo, el asentamiento fracasó debido a las hambrunas y los enfrentamientos con las tribus indígenas. Algunos de los habitantes de la población, privados de alimentos y sitiados por los indígenas locales, se vieron llevados al canibalismo. La ciudad fue abandonada, y sus pobladores se establecieron en Asunción, que se constituyó en centro de operaciones español en la región.

Para el año 1573, no existían poblaciones hechas por europeos a lo largo del río Paraná, territorio al que cronistas como Martín del Barco Centenera, llamaban el «Argentino Reyno». Es así que Juan de Garay, partiendo de la ciudad de Asunción, acompañado por los mancebos de la tierra y los planos de la ciudad, fundan Santa Fe en los márgenes de este gran río, como nudo de comunicaciones entre la salida del Río de la Plata y el Paraguay, con el Tucumán y Cuyo, el Alto Perú y Chile. Resulta así que esta ciudad histórica, se transforma en la primera planificada en el territorio, sobre la base de los ideales arquitectónicos renacentistas. Mientras que en Europa, este modelo no se pudo llevar a cabo, América en general y Santa Fe en particular, son evidencias concretas de este nuevo proceso de urbanización planificado en cuadrículas, con un orden preestablecido a diferencia de las anteriores poblaciones. Elementos que hoy pueden verse claramente en el Parque Arqueológico de Santa Fe la Vieja en Cayastá.6

En este Argentino Reyno, sólo Santa Fe existió por varios años y es allí en donde viven los primeros pobladores a quienes se llamó argentinos. Martín del Barco Centenera da cuenta de ello en su poema histórico "La Argentina", publicado en 1602.7

En 1580, saliendo desde Santa Fe, Juan de Garay refundó la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, que con el tiempo sería conocida simplemente como Buenos Aires. Esta ciudad formaba parte de la Gobernación de la Nueva Andalucía, dentro del Virreinato del Perú, con sede en Lima.

En el siglo XVII se establecieron las misiones jesuíticas guaraníes. Fueron pueblos misionales fundados por la "Compañía de Jesús" entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin evangelizar a los indios de las actuales provincias de Misiones y Corrientes, en Argentina, y de importantes territorios actualmente en el Paraguay. Cumplieron exitosamente su tarea hasta que en el año 1768, el rey español Carlos III ordenó expulsar a los jesuitas.

Colonización del Tucumán (1549-1593)

En 1549, el capitán Juan Núñez de Prado fue premiado por el Virrey del Perú. Pocos años antes los dominios españoles en los territorios incas habían sufrido una grave crisis. Tras las denuncias de Fray Bartolomé de las Casas, el Emperador Carlos V dictó nuevas leyes que daban grandes derechos a los indios: se prohibía el esclavizarlos, torturarlos, convertirlos forzosamente al cristianismo, y enajenar sus tierras. También se prohibía la transmisión de encomiendas por herencia. Esto generó la Gran Rebelión de Encomenderos, en la que a duras penas el gobierno real pudo imponer los nuevos derechos para los indios. Por su destacada labor, Juan Núñez de Prado recibió la autorización para ocupar y gobernar las tierras del Tucumán.

Al año siguiente (1550) Juan Núñez de Prado y sus compañeros fundaron la ciudad de El Barco. Esto generó una protesta por parte de Francisco de Aguirre, que reclamaba todo el Tucumán como parte de la Capitanía de Chile: en 1553 De Aguirre logró su cometido, y trasladó a los pobladores fundando la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo. Según los estudios de Narciso Binayán Carmona, tres siglos más tarde la totalidad de los criollos en el Norte de la Argentina sería descendiente de alguno entre los 103 miembros de la expedición de Núñez de Prado.

Los españoles buscaron consolidar el dominio en la región fundando ciudades en puntos clave: En 1558 Juan Pérez de Zurita fundó Londres de la Nueva Inglaterra, en la actual Provincia de Catamarca. Londres fue destruida en 1560 durante la primera guerra Calchaquí, pero más tarde fue re-fundada. Ese alzamiento indígena logró mantener a los españoles fuera de algunos territorios y causó que el Tucumán pasara de la jurisdicción chilena a la peruana. En 1561 Juan Pérez de Zurita fundó la ciudad de Nieva, luego re-fundada como San Salvador de Jujuy. El sobrino de Aguirre, Diego de Villarroel fundó en 1565 la ciudad de San Miguel de Tucumán. Jerónimo Luis de Cabrera fundó en 1573 la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía En 1582, Hernando de Lerma fundó la Ciudad de Salta. Juan Ramírez de Velasco, al frente de la Gobernación del Tucumán, fundó la ciudad de Todos los Santos de la nueva Rioja en 1591, refundó la ciudad de Londres en 1592, y fundó San Salvador de Jujuy en 1593.

Colonización del Cuyo (1560-1594)
La Crónica de Fray Reginaldo de Lizárraga contrapone la conquista de Chile con la menos gloriosa (según él) colonización de Cuyo. La colonización no resultó dificultosa y fue completamente pacífica, ya que una embajada Huarpe cruzó los Andes para solicitar a los españoles les enviaran sacerdotes y arquitectos que les enseñaran a construir ciudades. En 1561 los españoles fundaron Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja, seguida por San Juan de la Frontera en 1562 y San Luis de la Punta de los Venados en 1594.

Influencia jesuítica hasta su primera expulsión (1585-1767)
Gracias a la célebre bula del Papa Pablo III Sublimis Deus de 1537 que declara a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos, hubo un gran contraste entre la colonización española, la anglosajona y francesa en América. 8 En el Imperio Español la unidad social se concebía a través de la unidad de la Fe de la Iglesia Católica.

En 1585 los jesuitas llegan a Santiago del Estero, en 1587 llegan a Córdoba, en 1588 llegan los jesuitas que luego fundaran las Misiones jesuíticas guaraníes y en el mismo año llegan al Río Salado para evangelizar a los pampas.

Desde su llegada, los jesuitas erigieron a Córdoba como el centro de la Provincia Jesuítica del Paraguay, en el Virreinato del Perú. Para ello necesitaban un lugar donde asentarse y así iniciar la enseñanza superior. Fue así que 1599, y luego de manifestarle dicha necesidad al cabildo, se les entregaron las tierras que hoy se conocen como la Manzana Jesuítica.9

En 1613 con apoyo del Obispo Trejo, fue fundada la Universidad jesuítica de Córdoba, la más antigua del país y una de las primeras de América. Ese año también se crea la Librería Grande (hoy Biblioteca Mayor), que según registros llegó a contar con más de cinco mil volúmenes.

En 1624 fue fundada la Universidad jesuítica de Chuquisaca que desde su creación, tuvo una notable influencia en toda la región de Sudamérica.

En 1609 se funda la primera de las misiones jesuíticas guaraníes. Las treinta misiones llegaron a ser, en el siglo XVIII, un verdadero emporio comercial, un "estado dentro del estado" como lo denominaban sus detractores, que se estableció como un sistema de organización económica y social distinto al de las colonias que las rodeaban. Su autonomía y la adaptación de la organización social comunitaria de los guaraníes a un nuevo contexto permitieron al sistema subsistir y progresar. Las misiones eran pueblos indígenas, administrados por los mismos guaraníes (bajo la mirada paternalista de los misioneros), donde la tierra se dividía en dos: la tupá mbaé (propiedad de Dios), comunitaria, y la avá mbaé (propiedad del hombre), para la explotación familiar. El excedente era comercializado por todas las colonias circundantes (el Plata, Tucumán, el Brasil y hasta el Alto Perú y España) y les proporcionaba medios a los jesuitas para expandir las misiones y mantener sus colegios y universidades (como los que tenían en Córdoba, centro regional de la Compañía de Jesús).

Los principales productos comercializados por las misiones eran la yerba mate, el tabaco, el cuero y las fibras textiles. Sin embargo, las misiones debieron soportar un fuerte asedio de los bandeirantes, partidas de portugueses que se internaban en la selva para "cazar indios" con el objeto de venderlos como esclavos en su base de San Pablo, que irónicamente nació como reducción jesuita). Las Misiones jugaron un papel clave en la defensa del Paraguay y el Río de la Plata de la expansión portuguesa. Justamente, después de la batalla de Mbororé, en 1641 (que duró 10 días), en la que un ejército de guaraníes al mando de los jesuitas (muchos de los cuales habían sido antes soldados) derrotó a una bandeira (un ejército lusobrasileño de bandeirantes), que se les permitió por primera vez a los indígenas utilizar armas de fuego (si bien sólo las de menor calibre). Estos ejércitos misioneros fueron de gran utilidad durante los enfrentamientos entre España y Portugal en el Río de la Plata.

No sólo a trabajar, rezar y pelear les enseñaron los jesuitas, sino también música y otras artes (de las que aún se pueden admirar se destacan las "barrocas" arquitecturas exornadas con relieves barrocos resaltados en las piedras sillares o tallados en los rojos ladrillos de tipo romano. Es así que, luego de la expulsión de los jesuitas, muchos guaraníes se trasladaron a las ciudades coloniales, como Corrientes, Asunción o Buenos Aires, donde se destacaron como compositores y maestros de música, plateros y pintores.

Los primeros Jesuitas llegan a Buenos Aires durante el gobierno de Hernandarias en 1608 y fundan el Colegio de San Ignacio y en 1675 fundan el Real Colegio de San Carlos.10 En 1654 el Cabildo de Buenos Aires encomendó a los jesuitas atender la educación juvenil de la ciudad.

Los sacerdotes de la Compañía de Jesús, se instalaron al sur del Río Salado entre los años 1740 y 1753, con el fin de establecer una población permanente en la frontera del estado colonial. Su intención fue la de hacer sedentarios e instruir a los indígenas en la doctrina cristiana. La primera reducción, fue la "Reducción de Nuestra Señora en el Misterio de su Concepción de los Pampas", fundada en año 1740 en la margen sur del Río Salado, por los padres Manuel Quevedo y Matías Strobel. La segunda fue la "Reducción de Nuestra Señora del Pilar de Puelches", fundada en el año 1746 cercana a la margen de la actual Laguna de los Padres, por los misioneros Joseph Cardiel y Tomás Falkner. Finalmente, la "Misión de los Desamparados de Tehuelches o de Patagones", fue fundada en el año 1749 a cuatro leguas al sur de la anterior, por el padre Lorenzo Balda. Allí lograron evangelizar a un gran número de indios pampas. Strobel medió entre las autoridades de Buenos Aires y los pampas para establecer la paz entre ellos. Falkner y su colega jesuita Florián Paucke recogieron una gran información acerca de las costumbres y usos de los indios pampas y guaraníes que plasmaron en libros y exquisitos dibujos que dieron origen a la etnografía en el actual territorio argentino.

La Expulsión de los jesuitas del Imperio Español de 1767 hizo que 2.630 jesuitas tuvieran que dejar Iberoamérica lo que significó un terrible golpe a nivel educativo ya que la inmensa mayoría de las instituciones educativas del territorio estaban a cargo de ellos como profesores.11

Descubrimiento y toma de posesión de la Antártida
 El navegante español Gabriel de Castilla zarpó de Valparaíso en marzo de 1603 al mando de tres naves en una expedición encomendada por su primo hermano, el virrey del Perú Luis de Velasco y Castilla, para reprimir las incursiones de corsarios neerlandeses en los mares al sur. Al parecer esa expedición alcanzó los 64° de latitud sur. No se han hallado aún en archivos españoles documentos que confirmen la latitud alcanzada y si realizaron avistamientos de tierras, sin embargo, el relato del marinero holandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época. Claesz declara que él: ha navegado bajo el Almirante don Gabriel de Castilla con tres barcos a lo largo de las costas de Chile hacia Valparaiso, i desde allí hacia el estrecho [de Magallanes], en el año de 1604; i estuvo en marzo en los 64 grados i allí tuvieron mucha nieve. En el siguiente mes de abril regresaron de nuevo a las costas de Chile.

El 30 de abril de 1606 Pedro Fernández de Quirós tomó posesión de todas las tierras del sur hasta el Polo para la corona de España en la isla Espíritu Santo en Vanuatu, a la que llamó Austrialia del Espíritu Santo pensando que era parte de la Terra Australis Incognita.12

Otra suposición es que en el siglo XVIII la península Antártica y los archipiélagos de las Antillas del Sur fueron frecuentemente visitados por cazadores de focas españoles e hispanoamericanos, quienes habrían ocultado los territorios en cuestión para evitar la competencia (en especial de los británicos). La presencia de estos cazadores estaría atestiguada por el encuentro de posibles restos de sus refugios en las costas orientales de la península Antártica.

Consolidación española (1600-1720)
Al comienzo del siglo XVII las ciudades fundadas por los españoles no eran más que pequeñas atalayas de civilización europea esparcidas en un territorio muy vasto, y durante esos cien años fueron aumentando su influencia a través de encomiendas de la formación de estancias y de la fundación de ciudades, que iban alejándose progresivamente del Camino Real. Si bien eran comunes las refriegas fronterizas, no hubo grandes conquistas como en el siglo anterior: más bien se consolidó el dominio de los territorios ya conquistados.

En 1599 los Jesuitas se instalaron en Córdoba, y en 1613 fundaron una universidad en esa ciudad. Al mismo tiempo fueron fundando asentamientos entre los indios guaraníes y guaycurúes. Las Misiones Jesuíticas estaban subordinadas a la Corona Española. Como cualquier otra ciudad española tenían un cabildo, un corregidor, alcaldes de primero y segundo voto, escribano, y todas las demás instituciones de la civilización española: la diferencia era que el corregidor y el resto de las autoridades eran casi siempre caciques.

Un ejemplo de consolidación administrativa y territorial fue el establecimiento del Marquesado de Yavi en 1707: su capital estaba en la ciudad de Yavi, actual provincia de Jujuy; y se extendía por todo el norte argentino y el sur de Bolivia (Chuquisaca, Tarija, Orán, San Antonio de los Cobres, etc). Los marqueses tenían una enorme extensión de tierras y gozaban del reconocimiento perpetuo de sus encomiendas, que fueron declaradas inválidas por la Corte Suprema Argentina en 1877.

En Cuyo, llegando al siglo XVIII la mayor parte de los huarpes se había convertido al cristianismo, adoptando el idioma castellano. Esa fue la zona donde más rápido se dio la criollización de los pueblos originarios. Un resto de los huarpes al sur del río Diamante fue conquistado por los mapuches durante la araucanización.

Buenos Aires constituyó desde su fundación una estructura social altamente civilizada, un verdadero estado de derecho donde sin mengua de una indudable libertad, reinaba un orden jurídico desconocido entonces en casi todo el resto del mundo, inclusive en varios de los países europeos. (...) la propiedad inmobiliaria se mensuraba y se transmitía puntualmente por escritura pública, se escrituraban igualmente las dotes, sucesiones e informaciones varias, se registraba el nacimiento y el estado de las personas, tramitándose canónicamente los eventuales disensos, divorcios y nulidades, se pleiteaba con sujeción a procedimientos curiosamente similares a los actuales, (...) había hospitales y escuela públicos. (...) Esa sociedad era realmente autárquica: la Iglesia eran los vecinos, la Justicia y la administración general eran los vecinos, y el Ejército también eran los vecinos. Desde luego, venían algunos funcionarios de España, pero en la enorme mayoría de los casos no volvían más allá, se avecindaban, se nacionalizaban.

Francisco Seeber, Solidez de la Estructura Social Argentina, revista Universitas No. 72/73, Septiembre-Diciembre de 1984.

Conflictos con Portugal y Brasil (1680-1828)
Entre 1680 y 1828, España y Portugal (seguidos de sus colonias independientes) tuvieron una serie de conflictos a lo largo de su frontera.

En 1680 el militar portugués Manuel de Lobo funda la primera ciudad en el actual territorio uruguayo: Colonia del Sacramento. El gobernador español del Río de la Plata, José de Garro, pidió refuerzos a las ciudades de Tucumán, Corrientes, Santa Fe, y las misiones jesuitas: con ese ejército ocupó la ciudad. Al año siguiente el Rey firmó un tratado con Portugal para devolverla, a condición de que no comerciaran con las ciudades españolas.

Cincuenta años más tarde, en 1723, el portugués Manuel de Freytas Fonseca fundó el fuerte de Montevideo. Los españoles de Buenos Aires tomaron el fuerte y en 1726 Felipe V ordenó fortificarlo y poblarlo. La situación permaneció estática hasta 1762: en el contexto de la Guerra de los Siete Años, los españoles de Buenos Aires volvieron a ocupar la ciudad, sin embargo la guerra terminó con la firma del Tratado de París (1763), en el que se fijó el retorno de la disputada colonia a Portugal. En 1777, con el Tratado de San Ildefonso, Colonia pasa otra vez al dominio Español.

Tras la Revolución de Mayo, las fuerzas portuguesas lanzaron una invasión de la Banda Oriental en 1811. Una segunda invasión en 1816 fue definitiva: la Provincia Oriental fue anexada por el Reino de Brasil y pasó a llamarse Provincia Cisplatina. En 1825 comenzó la Guerra del Brasil, el Congreso de la Florida declaró la independencia de la Provincia Oriental y su reincorporación a las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1828 terminó la guerra y con ella finalizaron los principales conflictos limítrofes.

Conquista y consolidación mapuche: Puelmapu (1650-1880)
En los siglos XV y XVI los tehuelches, ubicados en las llanuras pampeano-patagónicas comienzan a migrar hacia la zona cordillerana bajo dominio pehuenche. En la misma época los huarpes ubicados en el territorio actual de Mendoza se desplazan hacia el sur estableciendo relaciones amistosas con los pehuenches.

A partir de 1608 las incursiones esclavistas en territorio del pueblo Cunco (sur actual chileno), perteneciente a la nación Mapuche, comenzó a impulsar una migración a través del paso Pehuenche desde el lado occidental al lado oriental de la cordillera de los Andes, instalándose en la región y dando comienzo a lo que será conocido como el proceso de mapuchización de las culturas tehuelche.13

Terminada la Guerra de Arauco en 1656 los mapuches comienzan a expandir su presencia en el norte de la Patagonia y la pampa, instalando fütalmapus o confederaciones, con sus correspondientes aillarehues (federaciones provinciales) y lovs (clanes). El proceso se consolidó en el siglo XVIII, asimilando culturalmente las parcialidades tehuelches y la adopción de la lengua mapudungun (que influirá también los dialectos españoles de la región), así como las leyes o admapu y costumbres mapuches.13

La expansión de los pueblos indígenas por las llanuras pampeanas y patagónicas fue promovida por la adopción del caballo introducido por los españoles, transformándose en hábiles jinetes. A medida que el territorio pampeano se fue poblando de animales vacunos salvajes, reorientaron su economía hacia la caza de vacunos, manzanas en el valle del actual río Negro o Curu Leuvu y también a la extracción de sal obtenida en las grandes salinas de la región, a la vez que establecieron nuevas rutas comerciales con el valle central de Chile.13 Uno de los asentamientos más importantes fue el de los ragkülche o ranqueles, que instalaron sus aillarehues a lo largo del río Chadileuvú, Salado o Desaguadero y el sector del Salinas Grandes, controlando la pampa.13

Los mapuches terminaron conformando en el siglo XVIII una entidad territorial llamada Puelmapu o Puel Mapu, que se extendía desde la cordillera de los Andes, el río Limay y el Curu Leuvu o río Negro por el sur, en la región del Neuquén, hasta el río Cuarto por el norte y el océano Atlántico por el este. El Puel Mapu ya figura constituido en el Parlamento de Lonquilmo de 1784.13
En 1790 el Imperio Español celebró el primero de tres tratados con los mapuches relativos al Puel Mapu (Tratado de Paz con el Cacique Callfilqui de 1790, Tratado de Paz con los Indios Ranqueles de 1796 y el Tratado entre los Pehuenches y la Provincia de Mendoza 1799), que complementaban los que venían celebrando con el sector mapuche del otro lado de la cordillera.14

 Creación del Virreinato (1776-1814)
A lo largo del siglo XVIII, los cambios políticos llevados adelante por la Casa de Borbón que reemplazó a la Casa de Austria a partir del 16 de noviembre de 1700 en el Imperio Español transformaron las dependencias americanas, hasta entonces "reinos" relativamente autónomos, en colonias enteramente dependientes de decisiones tomadas en España en beneficio de ella.15 Entre estas medidas se contó la fundación del Virreinato del Río de la Plata en 1777, que reunió territorios dependientes hasta entonces del Virreinato del Perú, y dio una importancia singular a su capital, la ciudad de Buenos Aires, que había tenido escasa importancia hasta ese momento.16

En 1776, los españoles separaron el Virreinato del Perú, estableciendo entre otras nuevas zonas administrativas al Virreinato del Río de la Plata. La enorme superficie que abarcaba el virreinato del Perú dificultaba las tareas de gobierno, lo cual fue un poderoso motivo para su división. Buenos Aires se estableció como capital, por su creciente importancia como centro comercial y el valor del estuario del Río de la Plata como entrada hacia el interior del continente. Este virreinato abarcó lo que hoy es la Argentina, Uruguay y Paraguay, así como también la mayor parte de la actual Bolivia. Según el censo ordenado por Carlos III, en 1778 el virreinato tenía una población de 186.526 habitantes. Córdoba tenía 44.506, La ciudad de Buenos Aires 37.679, mientras que Mendoza tenía un cuarto 8.765. Era importante la población afroargentina, que superaba el 50% en Santiago del Estero y Catamarca.17

En un principio, la ciudad de Buenos Aires había sufrido serios problemas de aprovisionamiento de bienes básicos, ya que el comercio exterior era monopolizado por España y dicho país priorizaba el puerto de Lima, dado que en el Perú se extraían grandes cantidades de oro y plata para la metrópoli, productos ausentes en los alrededores de Buenos Aires. Como consecuencia, se produjo un fuerte desarrollo del contrabando. La principal producción de Buenos Aires por aquel entonces era el cuero.
España impuso el cristianismo y el idioma castellano. En toda la Hispanoamérica regían las costumbres y modas españolas, aunque las diferentes etnias y culturas criollas que integraron la población colonial también encontraron mecanismos para preservar algunos aspectos de sus patrimonios culturales, lingüísticos y religiosos, que muchas veces se fusionaron entre sí para generar nuevas manifestaciones culturales. La densidad de población en el Virreinato del río de la Plata era baja, y hasta mediados del siglo XIX más de la mitad del territorio argentino actual estuvo habitado por las tribus indígenas.

España impuso en sus colonias americanas un sistema de castas con tres grupos principales, blancos, indios y negros, así como también los grupos derivados del mestizaje de los demás: mulato, mestizo, zambo. Los híbridos se consideraban "manchados" o de "sangre impura", pero existían diferencias entre ellos ya que, mientras la "sangre india" "manchaba" por tres generaciones, la "sangre negra" "manchaba" para toda la eternidad. En la cima del sistema de castas se encontraban los españoles peninsulares, considerados de "sangre pura" a los que se reconocía la mayor cantidad de privilegios, seguidos de los españoles americanos, conocidos como "criollos", descendientes legítimos de padre y madre españoles. Si bien existía una diferencia conceptual entre peninsulares y criollos, ellos no tenían ninguna diferencia de derechos: hubo varios criollos que fueron virreyes, en el Plata Vértiz. En el lugar más bajo de la escala social se encontraban los "negros" ocupando el último lugar aquellos nacidos en África.18 19

Sin embargo, dicha separación no era tan estricta, y sus convenciones solían ser postergadas si las necesidades prácticas así lo requerían.20 Así, durante las Invasiones Inglesas se dieron armas y rangos militares a varios grupos que en circunstancias normales no podrían acceder a tales puestos, y la escasez de mujeres españolas promovió el mestizaje. Del mismo, y teniendo como una de sus bases económicas la ganadería extensiva o el acarreo y faena de grandes rebaños, surgieron los mancebos de la tierra ya en el siglo XVII y luego los gauchos, los cuales tendrían un rol decisivo en la gesta emancipatoria del siglo XIX.

Descubrimiento, asentamiento y gobernación en las Islas Malvinas
Las bulas Inter Caetera y Dudum si Quidem de 1493 le adjudicaban al Reino de España «todas aquellas islas y tierras firmes, encontradas y que se encuentren, descubiertas y que se descubran hacia el mediodía», fijada en una línea a cien leguas de las islas Azores. Las Islas Malvinas, incluidas en las zonas aludidas por las bulas, fueron avistadas por primera vez en 1520 por Esteban Gómez con la nave San Antonio de la expedición española de Fernando de Magallanes. Las islas comienzan a aparecer en los mapas Pedro Reinel (1522-1523), Diego Rivero (1526-1527 y 1529), Islario de Santa Cruz (1541), Sebastián Gaboto (1544), Diego Gutiérrez (1561), Bartolomé de Olivos (1562), entre otros. Gran Bretaña afirma que las islas fueron descubiertas por John Davis en 1592'.

El 31 de enero de 1764 el francés Louis Antoine de Bougainville arribó a las islas, a las que nombró Illes Malouines debido a que los colonos que traía a las islas provenían de la ciudad francesa de Saint-Malo.23 El 17 de marzo fundó una colonia en la isla Soledad, a la que llamó Port Saint-Louis y el 5 de abril de 1764 tomó posesión formal del territorio en nombre de Luis XV.24 pero en 1765 España y Francia llegaron a un acuerdo para el reconocimiento de las Islas como posesión española que incluía una indemnización por gastos realizados a Louis Antoine de Bougainville25 . Por tal motivo, el 2 de octubre de 1766 el rey Carlos III de España dictó una real cédula por la cual creaba la Gobernación de las Islas Malvinas como dependencia del gobernador y capitán general de Buenos Aires, en ese momento Francisco de Paula Bucarelli y Uruzúa, nombrando al capitán de navío Felipe Ruiz Puente como primer gobernador del territorio. Así el primer poblado pasó de manos francesas a españolas.

Al asumir Felipe Ruiz Puente como primer gobernador español de las Malvinas se instaló en Port Saint-Louis y procedió a construir varios edificios comunes como cocinas y cuarteles, y una capilla consagrada a Nuestra Señora de la Soledad, nombre que reemplazó al topónimo francés del puerto y derivó finalmente en el de toda la isla.

En este Puerto de Nuestra Señora de La Soledad se radicó la sede de gobierno de la Gobernación de las Islas Malvinas (posteriormente Comandancia). Los sucesivos gobernadores de las islas (hubo 18 en total) cumplieron la tarea de inspeccionar regularmente las costas; el lugar era habitualmente visitado por loberos y balleneros ingleses y norteamericanos. La población de las islas estaba compuesta por oficiales, soldados y presidiarios, éstos últimos pertenecientes a la cárcel instalada en 1780.

Tras los primeros conatos independentistas en el virreinato, el gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet decidió reunir todas las fuerzas militares de las que disponía a fin de enfrentar a los revolucionarios de Mayo, por lo que ordenó evacuar las Malvinas. En enero de 1811 España abandonó las islas con intenciones de volver, luego de 37 años de ocupación indiscutida y dejando también placas en el campanario de la capilla y en los edificios principales, en la que afirmaba su soberanía sobre las islas: Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. D. Fernando VII Rey de España y sus Indias, Soledad de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo gobernador Pablo Guillén.