Conquistas española y mapuche. Época
colonial (1516-1806)
La conquista española de parte del actual territorio
argentino se realizó mediante tres esfuerzos independientes: expediciones desde
España hacia el Río de la Plata y el Paraguay, expediciones organizadas en el
Perú para ocupar las tierras del Tucumán, y expediciones de Chile hacia Cuyo.
De allí surgen las tres grandes subdivisiones: Nueva Andalucía (después
dividida en Río de la Plata y Guayrá-Paraguay), Córdoba del Tucumán, y el
Corregimiento de Cuyo. Las primeras dos pertenecieron al Virreinato del Perú,
la última a la Capitanía General de Chile. En 1779 las tres pasaron a formar
parte del nuevo Virreinato del Río de la Plata.
En este período se produjo la muerte de la mayor parte de
la población indígena en la catástrofe demográfica en América tras la llegada
de los europeos, que llevó a su vez al Imperio Español a introducir a millones
de esclavos secuestrados en el África negra. Simultáneamente y a pesar de la
prohibición impuesta por estatutos de limpieza de sangre, se produjo un
generalizado mestizaje de la población, en el que los hombres españoles
mantuvieron relaciones sexuales -muchas veces forzadas- con decenas y hasta
cientos de mujeres indígenas y negras. Esta situación causó un proceso de
aculturación en los sectores no nacidos en España y de ambigüedad ante el hecho
de la conquista. El artista argentino Víctor Heredia expresa este dilema en su
obra Taki ongoy:
Lo que debiéramos averiguar de una vez por todas a esta
altura es ¿quiénes somos?, ¿los conquistadores o los conquistados?
En el período colonial la mayor parte del actual territorio
argentino no pudo ser conquistado por el Imperio Español, debido a la
resistencia opuesta por los pueblos indígenas que habitaban esos territorios,
principalmente en las llanuras chaqueña, pampeana y la Patagonia. En la pampa y
la Patagonia dominaron los pueblos tehuelches hasta que en el siglo XVIII
ingresó un gran contingente mapuche proveniente de la región de Arauco,
mapuchizando los pueblos que habitaban la Patagonia norte y la pampa, región
que tomó el nombre de Puelmapu.
En la llanura chaqueña dominaron los pueblos wichi y kom.
En la región de los ríos alto Paraná y alto Uruguay los jesuitas instalaron
misiones indígenas guaraníes organizadas como repúblicas teocráticas de tipo
comunitario, con el fin de proteger a sus miembros de las prácticas esclavistas
de los encomenderos españoles y los bandeirantes portugueses, que llevó a la
Guerra Guaranítica entre 1754 y 1756. La zona del Río de la Plata fue disputada
en el período entre el Imperio Español y el Imperio Portugués, dentro de
confrontación que ambas potencias mantenían a escala global, generando una
fuerte confrontación entre brasileños y rioplatenses que llegó al
enfrentamiento bélico en la Guerra de los Siete Años y luego durante la guerra
hispano-portuguesa de 1776-1777.
Expediciones
iniciales al Río de la Plata
Los primeros europeos que llegaron a lo que actualmente es
la Argentina, lo hicieron buscando un paso hacia el continente asiático. Por
entonces América era sólo un obstáculo entre España y las riquezas de Catay y
Cipango en Asia. La zona, además, estaba ubicada aproximadamente sobre la Línea
de Tordesillas, la división del mundo que se estableció por tratado entre
España y Portugal y por lo tanto tenía, para ambos países la condición de
frontera aún no ocupada.
Aunque existen muchas discusiones sobre la autenticidad de
los viajes de Américo Vespucio, varios historiadores aceptan como un hecho que
participó de la primera expedición europea (portuguesa) en llegar al actual
territorio argentino, más específicamente al Río de la Plata en 1502.
En 1516 el navegante
español Juan Díaz de Solís visitó lo que actualmente se conoce como Argentina,
navegando el actual Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce por su escasa
salinidad. Llegó hasta la actual isla Martín García5 y murió tras navegar un
breve trecho del Río Uruguay. Al regresar la expedición a España una de las
carabelas naufragó en Santa Catarina, quedando abandonados allí 18 náufragos.
Uno de ellos Alejo García fue el primero en conocer la leyenda del Rey Blanco,
sobre un país rico en plata, realizando una excursión hasta la región de Potosí
en donde se halla el Cerro Rico, donde se hizo de un enorme tesoro de piezas de
plata. Al volver murió en un combate con los indios payaguás.
En 1519 y 1520 Hernando de Magallanes recorrió toda la
costa de la actual Argentina durante la Expedición de Magallanes-Elcano, hasta
el estrecho que lleva su nombre al que llegó el 21 de octubre de 1520. En 1525
fray García Jofre de Loaísa dirigió una expedición que recorrió la Patagonia e
incluso se establecieron brevemente en el Puerto Santa Cruz para reparar dos
naves.
En 1526 Sebastián Gaboto (italiano) tomó contacto en Santa
Catarina (Brasil) con los guaraníes que habían pertenecido a la expedición de
Alejo García y decidió ir hacia el Imperio de Plata, navegando aguas arriba el
Río de la Plata conocido entonces como Río de Solís. El 9 de junio de 1527
Gaboto ordenó establecer dos fuertes: uno en el actual territorio uruguayo (San
Salvador) y otro, al que llamó Sancti Spíritu, primer asentamiento europeo en
el actual territorio argentino, en la actual provincia de Santa Fe. Un
expedicionario de Gaboto, Francisco César, llegó posiblemente a Córdoba. Gaboto
remontó también el Río Paraná, el Río Paraguay y el Río Bermejo.
Diego García de Moguer llegó a Sancti Spíritu poco después
de Gaboto e intentó imponer su autoridad. Sin embargo el hambre y las derrotas
con los timbúes y charrúas los obligaron a volver a España, donde difudieron
las noticias sobre el Rey Blanco y el Río de la Plata.
Portugueses y españoles aceleraron entonces los planes para
tomar posesión de esa región, que ambos consideraban estaba de su lado de la
Línea de Tordesillas.
En 1531 Portugal envió una gran expedición al mando de
Martín Alfonso de Souza para tomar posesión del Río de la Plata y expulsar a
los españoles. Llegó hasta la Isla Martín García, que rebautizó Santa Ana. Se
internó por el Río Uruguay y se enteró de que los españoles del fuerte San
Salvador habían sido derrotados. Decidió entonces retirarse al cabo de Santa
María (donde actualmente se encuentra La Paloma, Uruguay). Allí realizó
mediciones astronómicas y llegó a la conclusión de que estaba del lado español
de la Línea de Tordesillas, por lo que volvió a Portugal sin realizar fundación
alguna.
Colonización
del Río de la Plata (1527-1580)
En la exploración y conquista que Sebastián Caboto hizo del
Río de la Plata, el 9 de junio 1527 construyó un fuerte en la desembocadura del
río Carcarañá en el río Paraná, a unos 50 km al norte de la actual ciudad de
Rosario, al que dio el nombre de Sancti Spiritu. Este fue el primer
establecimiento español en lo que hoy día es la República Argentina. Cerca de
su ubicación se levantó después el pueblo de Gaboto, en la provincia de Santa
Fe, para conmemorar el hecho.
En una expedición posterior, en febrero de 1528, Diego
García de Moguer al mando de una expedición de tres naves, se detuvo a explorar
la zona del Río de la Plata. Navegando en abril por el Río Paraná, encontró de
improviso el fuerte Sancti Spiritu. Sorprendido e indignado, ordenó al capitán
Caro (designado por Sebastián Gaboto), que abandonase el lugar, ya que esa era
conquista que sólo a él le pertenecía por haber sido designado por Castilla
para explorar esas tierras. Pero vencido por los ruegos de Caro y su gente para
que fuese en auxilio de Gaboto, García siguió aguas arriba y entre lo que hoy
día son las localidades de Goya y Bella Vista se encontró con el piloto
veneciano, quien le obligó a cooperar en la búsqueda de la Sierra de la Plata,
y juntos exploraron el río Pilcomayo, para seguir después hacia el estrecho.
A todo esto, en Sancti Spiritu, los españoles descuidaron
la defensa del fuerte, y en septiembre de 1529, antes del amanecer, los
indígenas tomaron por asalto la fortaleza. Sebastián Gaboto y Diego García de
Moguer se encontraban en ese tiempo en el asentamiento de San Salvador,
preparando hombres y embarcaciones, y no sabían nada de lo que se estaba
desarrollando en Sancti Spiritu, hasta que vieron llegar a Gregorio Caro con
los supervivientes, y la terrible noticia de la destrucción del fuerte. Inmediatamente
Gaboto y García se dirigieron al fuerte intentando rescatar a sus hombres. En
los alrededores de Sancti Spiritu hallaron algunos cadáveres completamente
mutilados; los bergantines defondados y hundidos, los almacenes saqueados e
incendiados. Sólo dos cañones quedaron como testigos de la primera fortaleza
que se levantó en tierra argentina.
El 24 de agosto de 1534, Diego García de Moguer, viaja de
nuevo en la carabela Concepción hacia el río de la Plata, pasa por la isla de
Santiago de Cabo Verde, luego al Brasil, donde desciende el estuario de los
ríos Uruguay y Paraná y funda el primer asentamiento de la ciudad de Santa
María del Buen Aire.
En 1536 Pedro de Mendoza fundó el Puerto de Santa María del
Buen Ayre. Sin embargo, el asentamiento fracasó debido a las hambrunas y los
enfrentamientos con las tribus indígenas. Algunos de los habitantes de la
población, privados de alimentos y sitiados por los indígenas locales, se
vieron llevados al canibalismo. La ciudad fue abandonada, y sus pobladores se establecieron
en Asunción, que se constituyó en centro de operaciones español en la región.
Para el año 1573, no existían poblaciones hechas por
europeos a lo largo del río Paraná, territorio al que cronistas como Martín del
Barco Centenera, llamaban el «Argentino Reyno». Es así que Juan de Garay,
partiendo de la ciudad de Asunción, acompañado por los mancebos de la tierra y
los planos de la ciudad, fundan Santa Fe en los márgenes de este gran río, como
nudo de comunicaciones entre la salida del Río de la Plata y el Paraguay, con
el Tucumán y Cuyo, el Alto Perú y Chile. Resulta así que esta ciudad histórica,
se transforma en la primera planificada en el territorio, sobre la base de los
ideales arquitectónicos renacentistas. Mientras que en Europa, este modelo no
se pudo llevar a cabo, América en general y Santa Fe en particular, son
evidencias concretas de este nuevo proceso de urbanización planificado en
cuadrículas, con un orden preestablecido a diferencia de las anteriores
poblaciones. Elementos que hoy pueden verse claramente en el Parque
Arqueológico de Santa Fe la Vieja en Cayastá.6
En este Argentino Reyno, sólo Santa Fe existió por varios
años y es allí en donde viven los primeros pobladores a quienes se llamó
argentinos. Martín del Barco Centenera da cuenta de ello en su poema histórico
"La Argentina", publicado en 1602.7
En 1580, saliendo desde Santa Fe, Juan de Garay refundó la
Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Ayres, que con el
tiempo sería conocida simplemente como Buenos Aires. Esta ciudad formaba parte
de la Gobernación de la Nueva Andalucía, dentro del Virreinato del Perú, con
sede en Lima.
En el siglo XVII se establecieron las misiones jesuíticas
guaraníes. Fueron pueblos misionales fundados por la "Compañía de
Jesús" entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin
evangelizar a los indios de las actuales provincias de Misiones y Corrientes,
en Argentina, y de importantes territorios actualmente en el Paraguay.
Cumplieron exitosamente su tarea hasta que en el año 1768, el rey español
Carlos III ordenó expulsar a los jesuitas.
Colonización del Tucumán (1549-1593)
En 1549, el capitán Juan Núñez de Prado fue premiado por el
Virrey del Perú. Pocos años antes los dominios españoles en los territorios
incas habían sufrido una grave crisis. Tras las denuncias de Fray Bartolomé de
las Casas, el Emperador Carlos V dictó nuevas leyes que daban grandes derechos
a los indios: se prohibía el esclavizarlos, torturarlos, convertirlos
forzosamente al cristianismo, y enajenar sus tierras. También se prohibía la
transmisión de encomiendas por herencia. Esto generó la Gran Rebelión de
Encomenderos, en la que a duras penas el gobierno real pudo imponer los nuevos
derechos para los indios. Por su destacada labor, Juan Núñez de Prado recibió
la autorización para ocupar y gobernar las tierras del Tucumán.
Al año siguiente (1550) Juan Núñez de Prado y sus
compañeros fundaron la ciudad de El Barco. Esto generó una protesta por parte
de Francisco de Aguirre, que reclamaba todo el Tucumán como parte de la
Capitanía de Chile: en 1553 De Aguirre logró su cometido, y trasladó a los
pobladores fundando la ciudad de Santiago del Estero del Nuevo Maestrazgo.
Según los estudios de Narciso Binayán Carmona, tres siglos más tarde la
totalidad de los criollos en el Norte de la Argentina sería descendiente de
alguno entre los 103 miembros de la expedición de Núñez de Prado.
Los españoles buscaron consolidar el dominio en la región
fundando ciudades en puntos clave: En
1558 Juan Pérez de Zurita fundó Londres de la Nueva Inglaterra, en la actual
Provincia de Catamarca. Londres fue destruida en 1560 durante la primera guerra
Calchaquí, pero más tarde fue re-fundada. Ese alzamiento indígena logró
mantener a los españoles fuera de algunos territorios y causó que el Tucumán
pasara de la jurisdicción chilena a la peruana. En 1561 Juan Pérez de Zurita
fundó la ciudad de Nieva, luego re-fundada como San Salvador de Jujuy. El
sobrino de Aguirre, Diego de Villarroel fundó en 1565 la ciudad de San Miguel
de Tucumán. Jerónimo Luis de Cabrera fundó en 1573 la ciudad de Córdoba de la
Nueva Andalucía En 1582, Hernando de Lerma fundó la Ciudad de Salta. Juan
Ramírez de Velasco, al frente de la Gobernación del Tucumán, fundó la ciudad de
Todos los Santos de la nueva Rioja en 1591, refundó la ciudad de Londres en
1592, y fundó San Salvador de Jujuy en 1593.
Colonización
del Cuyo (1560-1594)
La Crónica de Fray Reginaldo de Lizárraga contrapone la
conquista de Chile con la menos gloriosa (según él) colonización de Cuyo. La
colonización no resultó dificultosa y fue completamente pacífica, ya que una
embajada Huarpe cruzó los Andes para solicitar a los españoles les enviaran
sacerdotes y arquitectos que les enseñaran a construir ciudades. En 1561 los
españoles fundaron Mendoza del Nuevo Valle de La Rioja, seguida por San Juan de
la Frontera en 1562 y San Luis de la Punta de los Venados en 1594.
Influencia
jesuítica hasta su primera expulsión (1585-1767)
Gracias a la célebre bula del Papa Pablo III Sublimis Deus
de 1537 que declara a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades
de cristianos, hubo un gran contraste entre la colonización española, la
anglosajona y francesa en América. 8 En el Imperio Español la unidad social se
concebía a través de la unidad de la Fe de la Iglesia Católica.
En 1585 los jesuitas llegan a Santiago del Estero, en 1587
llegan a Córdoba, en 1588 llegan los jesuitas que luego fundaran las Misiones
jesuíticas guaraníes y en el mismo año llegan al Río Salado para evangelizar a
los pampas.
Desde su llegada, los jesuitas erigieron a Córdoba como el
centro de la Provincia Jesuítica del Paraguay, en el Virreinato del Perú. Para
ello necesitaban un lugar donde asentarse y así iniciar la enseñanza superior.
Fue así que 1599, y luego de manifestarle dicha necesidad al cabildo, se les
entregaron las tierras que hoy se conocen como la Manzana Jesuítica.9
En 1613 con apoyo del Obispo Trejo, fue fundada la
Universidad jesuítica de Córdoba, la más antigua del país y una de las primeras
de América. Ese año también se crea la Librería Grande (hoy Biblioteca Mayor),
que según registros llegó a contar con más de cinco mil volúmenes.
En 1624 fue fundada la Universidad jesuítica de Chuquisaca
que desde su creación, tuvo una notable influencia en toda la región de
Sudamérica.
En 1609 se funda la primera de las misiones jesuíticas
guaraníes. Las treinta misiones llegaron a ser, en el siglo XVIII, un verdadero
emporio comercial, un "estado dentro del estado" como lo denominaban
sus detractores, que se estableció como un sistema de organización económica y
social distinto al de las colonias que las rodeaban. Su autonomía y la
adaptación de la organización social comunitaria de los guaraníes a un nuevo
contexto permitieron al sistema subsistir y progresar. Las misiones eran
pueblos indígenas, administrados por los mismos guaraníes (bajo la mirada
paternalista de los misioneros), donde la tierra se dividía en dos: la tupá
mbaé (propiedad de Dios), comunitaria, y la avá mbaé (propiedad del hombre),
para la explotación familiar. El excedente era comercializado por todas las
colonias circundantes (el Plata, Tucumán, el Brasil y hasta el Alto Perú y
España) y les proporcionaba medios a los jesuitas para expandir las misiones y
mantener sus colegios y universidades (como los que tenían en Córdoba, centro
regional de la Compañía de Jesús).
Los principales productos comercializados por las misiones
eran la yerba mate, el tabaco, el cuero y las fibras textiles. Sin embargo, las
misiones debieron soportar un fuerte asedio de los bandeirantes, partidas de
portugueses que se internaban en la selva para "cazar indios" con el
objeto de venderlos como esclavos en su base de San Pablo, que irónicamente
nació como reducción jesuita). Las Misiones jugaron un papel clave en la
defensa del Paraguay y el Río de la Plata de la expansión portuguesa.
Justamente, después de la batalla de Mbororé, en 1641 (que duró 10 días), en la
que un ejército de guaraníes al mando de los jesuitas (muchos de los cuales
habían sido antes soldados) derrotó a una bandeira (un ejército lusobrasileño
de bandeirantes), que se les permitió por primera vez a los indígenas utilizar
armas de fuego (si bien sólo las de menor calibre). Estos ejércitos misioneros
fueron de gran utilidad durante los enfrentamientos entre España y Portugal en
el Río de la Plata.
No sólo a trabajar, rezar y pelear les enseñaron los
jesuitas, sino también música y otras artes (de las que aún se pueden admirar
se destacan las "barrocas" arquitecturas exornadas con relieves
barrocos resaltados en las piedras sillares o tallados en los rojos ladrillos
de tipo romano. Es así que, luego de la expulsión de los jesuitas, muchos
guaraníes se trasladaron a las ciudades coloniales, como Corrientes, Asunción o
Buenos Aires, donde se destacaron como compositores y maestros de música,
plateros y pintores.
Los primeros Jesuitas llegan a Buenos Aires durante el
gobierno de Hernandarias en 1608 y fundan el Colegio de San Ignacio y en 1675
fundan el Real Colegio de San Carlos.10 En 1654 el Cabildo de Buenos Aires
encomendó a los jesuitas atender la educación juvenil de la ciudad.
Los sacerdotes de la Compañía de Jesús, se instalaron al
sur del Río Salado entre los años 1740 y 1753, con el fin de establecer una
población permanente en la frontera del estado colonial. Su intención fue la de
hacer sedentarios e instruir a los indígenas en la doctrina cristiana. La
primera reducción, fue la "Reducción de Nuestra Señora en el Misterio de
su Concepción de los Pampas", fundada en año 1740 en la margen sur del Río
Salado, por los padres Manuel Quevedo y Matías Strobel. La segunda fue la
"Reducción de Nuestra Señora del Pilar de Puelches", fundada en el
año 1746 cercana a la margen de la actual Laguna de los Padres, por los
misioneros Joseph Cardiel y Tomás Falkner. Finalmente, la "Misión de los
Desamparados de Tehuelches o de Patagones", fue fundada en el año 1749 a
cuatro leguas al sur de la anterior, por el padre Lorenzo Balda. Allí lograron
evangelizar a un gran número de indios pampas. Strobel medió entre las
autoridades de Buenos Aires y los pampas para establecer la paz entre ellos.
Falkner y su colega jesuita Florián Paucke recogieron una gran información
acerca de las costumbres y usos de los indios pampas y guaraníes que plasmaron
en libros y exquisitos dibujos que dieron origen a la etnografía en el actual
territorio argentino.
La Expulsión de los jesuitas del Imperio Español de 1767
hizo que 2.630 jesuitas tuvieran que dejar Iberoamérica lo que significó un
terrible golpe a nivel educativo ya que la inmensa mayoría de las instituciones
educativas del territorio estaban a cargo de ellos como profesores.11
Descubrimiento
y toma de posesión de la Antártida
El navegante español
Gabriel de Castilla zarpó de Valparaíso en marzo de 1603 al mando de tres naves
en una expedición encomendada por su primo hermano, el virrey del Perú Luis de
Velasco y Castilla, para reprimir las incursiones de corsarios neerlandeses en
los mares al sur. Al parecer esa expedición alcanzó los 64° de latitud sur. No
se han hallado aún en archivos españoles documentos que confirmen la latitud
alcanzada y si realizaron avistamientos de tierras, sin embargo, el relato del
marinero holandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero
probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época. Claesz
declara que él: ha navegado bajo el Almirante don Gabriel de Castilla con tres barcos
a lo largo de las costas de Chile hacia Valparaiso, i desde allí hacia el
estrecho [de Magallanes], en el año de 1604; i estuvo en marzo en los 64 grados
i allí tuvieron mucha nieve. En el siguiente mes de abril regresaron de nuevo a
las costas de Chile.
El 30 de abril de 1606 Pedro Fernández de Quirós tomó
posesión de todas las tierras del sur hasta el Polo para la corona de España en
la isla Espíritu Santo en Vanuatu, a la que llamó Austrialia del Espíritu Santo
pensando que era parte de la Terra Australis Incognita.12
Otra suposición es que en el siglo XVIII la península
Antártica y los archipiélagos de las Antillas del Sur fueron frecuentemente
visitados por cazadores de focas españoles e hispanoamericanos, quienes habrían
ocultado los territorios en cuestión para evitar la competencia (en especial de
los británicos). La presencia de estos cazadores estaría atestiguada por el
encuentro de posibles restos de sus refugios en las costas orientales de la
península Antártica.
Consolidación
española (1600-1720)
Al comienzo del siglo XVII las ciudades fundadas por los
españoles no eran más que pequeñas atalayas de civilización europea esparcidas
en un territorio muy vasto, y durante esos cien años fueron aumentando su
influencia a través de encomiendas de la formación de estancias y de la
fundación de ciudades, que iban alejándose progresivamente del Camino Real. Si
bien eran comunes las refriegas fronterizas, no hubo grandes conquistas como en
el siglo anterior: más bien se consolidó el dominio de los territorios ya
conquistados.
En 1599 los Jesuitas se instalaron en Córdoba, y en 1613
fundaron una universidad en esa ciudad. Al mismo tiempo fueron fundando
asentamientos entre los indios guaraníes y guaycurúes. Las Misiones Jesuíticas
estaban subordinadas a la Corona Española. Como cualquier otra ciudad española
tenían un cabildo, un corregidor, alcaldes de primero y segundo voto,
escribano, y todas las demás instituciones de la civilización española: la
diferencia era que el corregidor y el resto de las autoridades eran casi
siempre caciques.
Un ejemplo de consolidación administrativa y territorial fue
el establecimiento del Marquesado de Yavi en 1707: su capital estaba en la
ciudad de Yavi, actual provincia de Jujuy; y se extendía por todo el norte
argentino y el sur de Bolivia (Chuquisaca, Tarija, Orán, San Antonio de los
Cobres, etc). Los marqueses tenían una enorme extensión de tierras y gozaban
del reconocimiento perpetuo de sus encomiendas, que fueron declaradas inválidas
por la Corte Suprema Argentina en 1877.
En Cuyo, llegando al siglo XVIII la mayor parte de los
huarpes se había convertido al cristianismo, adoptando el idioma castellano.
Esa fue la zona donde más rápido se dio la criollización de los pueblos
originarios. Un resto de los huarpes al sur del río Diamante fue conquistado
por los mapuches durante la araucanización.
Buenos Aires constituyó desde su fundación una estructura
social altamente civilizada, un verdadero estado de derecho donde sin mengua de
una indudable libertad, reinaba un orden jurídico desconocido entonces en casi
todo el resto del mundo, inclusive en varios de los países europeos. (...) la
propiedad inmobiliaria se mensuraba y se transmitía puntualmente por escritura
pública, se escrituraban igualmente las dotes, sucesiones e informaciones
varias, se registraba el nacimiento y el estado de las personas, tramitándose canónicamente
los eventuales disensos, divorcios y nulidades, se pleiteaba con sujeción a
procedimientos curiosamente similares a los actuales, (...) había hospitales y
escuela públicos. (...) Esa sociedad era realmente autárquica: la Iglesia eran
los vecinos, la Justicia y la administración general eran los vecinos, y el
Ejército también eran los vecinos. Desde luego, venían algunos funcionarios de
España, pero en la enorme mayoría de los casos no volvían más allá, se
avecindaban, se nacionalizaban.
Francisco Seeber, Solidez de la Estructura Social
Argentina, revista Universitas No. 72/73, Septiembre-Diciembre de 1984.
Conflictos con
Portugal y Brasil (1680-1828)
Entre 1680 y 1828, España y Portugal (seguidos de sus
colonias independientes) tuvieron una serie de conflictos a lo largo de su
frontera.
En 1680 el militar portugués Manuel de Lobo funda la
primera ciudad en el actual territorio uruguayo: Colonia del Sacramento. El
gobernador español del Río de la Plata, José de Garro, pidió refuerzos a las
ciudades de Tucumán, Corrientes, Santa Fe, y las misiones jesuitas: con ese
ejército ocupó la ciudad. Al año siguiente el Rey firmó un tratado con Portugal
para devolverla, a condición de que no comerciaran con las ciudades españolas.
Cincuenta años más tarde, en 1723, el portugués Manuel de
Freytas Fonseca fundó el fuerte de Montevideo. Los españoles de Buenos Aires
tomaron el fuerte y en 1726 Felipe V ordenó fortificarlo y poblarlo. La
situación permaneció estática hasta 1762: en el contexto de la Guerra de los
Siete Años, los españoles de Buenos Aires volvieron a ocupar la ciudad, sin
embargo la guerra terminó con la firma del Tratado de París (1763), en el que
se fijó el retorno de la disputada colonia a Portugal. En 1777, con el Tratado
de San Ildefonso, Colonia pasa otra vez al dominio Español.
Tras la Revolución de Mayo, las fuerzas portuguesas
lanzaron una invasión de la Banda Oriental en 1811. Una segunda invasión en
1816 fue definitiva: la Provincia Oriental fue anexada por el Reino de Brasil y
pasó a llamarse Provincia Cisplatina. En 1825 comenzó la Guerra del Brasil, el
Congreso de la Florida declaró la independencia de la Provincia Oriental y su
reincorporación a las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1828 terminó la
guerra y con ella finalizaron los principales conflictos limítrofes.
Conquista y
consolidación mapuche: Puelmapu (1650-1880)
En los siglos XV y XVI los tehuelches, ubicados en las
llanuras pampeano-patagónicas comienzan a migrar hacia la zona cordillerana
bajo dominio pehuenche. En la misma época los huarpes ubicados en el territorio
actual de Mendoza se desplazan hacia el sur estableciendo relaciones amistosas
con los pehuenches.
A partir de 1608 las incursiones esclavistas en territorio
del pueblo Cunco (sur actual chileno), perteneciente a la nación Mapuche,
comenzó a impulsar una migración a través del paso Pehuenche desde el lado
occidental al lado oriental de la cordillera de los Andes, instalándose en la
región y dando comienzo a lo que será conocido como el proceso de mapuchización
de las culturas tehuelche.13
Terminada la Guerra de Arauco en 1656 los mapuches
comienzan a expandir su presencia en el norte de la Patagonia y la pampa,
instalando fütalmapus o confederaciones, con sus correspondientes aillarehues
(federaciones provinciales) y lovs (clanes). El proceso se consolidó en el
siglo XVIII, asimilando culturalmente las parcialidades tehuelches y la
adopción de la lengua mapudungun (que influirá también los dialectos españoles
de la región), así como las leyes o admapu y costumbres mapuches.13
La expansión de los pueblos indígenas por las llanuras
pampeanas y patagónicas fue promovida por la adopción del caballo introducido
por los españoles, transformándose en hábiles jinetes. A medida que el
territorio pampeano se fue poblando de animales vacunos salvajes, reorientaron
su economía hacia la caza de vacunos, manzanas en el valle del actual río Negro
o Curu Leuvu y también a la extracción de sal obtenida en las grandes salinas
de la región, a la vez que establecieron nuevas rutas comerciales con el valle
central de Chile.13 Uno de los asentamientos más importantes fue el de los
ragkülche o ranqueles, que instalaron sus aillarehues a lo largo del río
Chadileuvú, Salado o Desaguadero y el sector del Salinas Grandes, controlando
la pampa.13
Los mapuches terminaron conformando en el siglo XVIII una
entidad territorial llamada Puelmapu o Puel Mapu, que se extendía desde la
cordillera de los Andes, el río Limay y el Curu Leuvu o río Negro por el sur,
en la región del Neuquén, hasta el río Cuarto por el norte y el océano
Atlántico por el este. El Puel Mapu ya figura constituido en el Parlamento de
Lonquilmo de 1784.13
En 1790 el Imperio Español celebró el primero de tres
tratados con los mapuches relativos al Puel Mapu (Tratado de Paz con el Cacique
Callfilqui de 1790, Tratado de Paz con los Indios Ranqueles de 1796 y el
Tratado entre los Pehuenches y la Provincia de Mendoza 1799), que
complementaban los que venían celebrando con el sector mapuche del otro lado de
la cordillera.14
Creación del Virreinato (1776-1814)
A lo largo del siglo XVIII, los cambios políticos llevados
adelante por la Casa de Borbón que reemplazó a la Casa de Austria a partir del
16 de noviembre de 1700 en el Imperio Español transformaron las dependencias
americanas, hasta entonces "reinos" relativamente autónomos, en
colonias enteramente dependientes de decisiones tomadas en España en beneficio
de ella.15 Entre estas medidas se contó la fundación del Virreinato del Río de
la Plata en 1777, que reunió territorios dependientes hasta entonces del
Virreinato del Perú, y dio una importancia singular a su capital, la ciudad de
Buenos Aires, que había tenido escasa importancia hasta ese momento.16
En 1776, los españoles separaron el Virreinato del Perú,
estableciendo entre otras nuevas zonas administrativas al Virreinato del Río de
la Plata. La enorme superficie que abarcaba el virreinato del Perú dificultaba
las tareas de gobierno, lo cual fue un poderoso motivo para su división. Buenos
Aires se estableció como capital, por su creciente importancia como centro
comercial y el valor del estuario del Río de la Plata como entrada hacia el
interior del continente. Este virreinato abarcó lo que hoy es la Argentina,
Uruguay y Paraguay, así como también la mayor parte de la actual Bolivia. Según
el censo ordenado por Carlos III, en 1778 el virreinato tenía una población de
186.526 habitantes. Córdoba tenía 44.506, La ciudad de Buenos Aires 37.679,
mientras que Mendoza tenía un cuarto 8.765. Era importante la población
afroargentina, que superaba el 50% en Santiago del Estero y Catamarca.17
En un principio, la ciudad de Buenos Aires había sufrido
serios problemas de aprovisionamiento de bienes básicos, ya que el comercio
exterior era monopolizado por España y dicho país priorizaba el puerto de Lima,
dado que en el Perú se extraían grandes cantidades de oro y plata para la
metrópoli, productos ausentes en los alrededores de Buenos Aires. Como
consecuencia, se produjo un fuerte desarrollo del contrabando. La principal
producción de Buenos Aires por aquel entonces era el cuero.
España impuso el cristianismo y el idioma castellano. En
toda la Hispanoamérica regían las costumbres y modas españolas, aunque las
diferentes etnias y culturas criollas que integraron la población colonial
también encontraron mecanismos para preservar algunos aspectos de sus
patrimonios culturales, lingüísticos y religiosos, que muchas veces se
fusionaron entre sí para generar nuevas manifestaciones culturales. La densidad
de población en el Virreinato del río de la Plata era baja, y hasta mediados
del siglo XIX más de la mitad del territorio argentino actual estuvo habitado
por las tribus indígenas.
España impuso en sus colonias americanas un sistema de
castas con tres grupos principales, blancos, indios y negros, así como también
los grupos derivados del mestizaje de los demás: mulato, mestizo, zambo. Los
híbridos se consideraban "manchados" o de "sangre impura",
pero existían diferencias entre ellos ya que, mientras la "sangre
india" "manchaba" por tres generaciones, la "sangre negra"
"manchaba" para toda la eternidad. En la cima del sistema de castas
se encontraban los españoles peninsulares, considerados de "sangre
pura" a los que se reconocía la mayor cantidad de privilegios, seguidos de
los españoles americanos, conocidos como "criollos", descendientes
legítimos de padre y madre españoles. Si bien existía una diferencia conceptual
entre peninsulares y criollos, ellos no tenían ninguna diferencia de derechos:
hubo varios criollos que fueron virreyes, en el Plata Vértiz. En el lugar más
bajo de la escala social se encontraban los "negros" ocupando el
último lugar aquellos nacidos en África.18 19
Sin embargo, dicha separación no era tan estricta, y sus
convenciones solían ser postergadas si las necesidades prácticas así lo requerían.20
Así, durante las Invasiones Inglesas se dieron armas y rangos militares a
varios grupos que en circunstancias normales no podrían acceder a tales
puestos, y la escasez de mujeres españolas promovió el mestizaje. Del mismo, y
teniendo como una de sus bases económicas la ganadería extensiva o el acarreo y
faena de grandes rebaños, surgieron los mancebos de la tierra ya en el siglo
XVII y luego los gauchos, los cuales tendrían un rol decisivo en la gesta
emancipatoria del siglo XIX.
Descubrimiento,
asentamiento y gobernación en las Islas Malvinas
Las bulas Inter Caetera y Dudum si Quidem de 1493 le
adjudicaban al Reino de España «todas aquellas islas y tierras firmes,
encontradas y que se encuentren, descubiertas y que se descubran hacia el
mediodía», fijada en una línea a cien leguas de las islas Azores. Las Islas
Malvinas, incluidas en las zonas aludidas por las bulas, fueron avistadas por
primera vez en 1520 por Esteban Gómez con la nave San Antonio de la expedición
española de Fernando de Magallanes. Las islas comienzan a aparecer en los mapas
Pedro Reinel (1522-1523), Diego Rivero (1526-1527 y 1529), Islario de Santa
Cruz (1541), Sebastián Gaboto (1544), Diego Gutiérrez (1561), Bartolomé de
Olivos (1562), entre otros. Gran Bretaña afirma que las islas fueron
descubiertas por John Davis en 1592'.
El 31 de enero de 1764 el francés Louis Antoine de
Bougainville arribó a las islas, a las que nombró Illes Malouines debido a que
los colonos que traía a las islas provenían de la ciudad francesa de
Saint-Malo.23 El 17 de marzo fundó una colonia en la isla Soledad, a la que
llamó Port Saint-Louis y el 5 de abril de 1764 tomó posesión formal del
territorio en nombre de Luis XV.24 pero en 1765 España y Francia llegaron a un
acuerdo para el reconocimiento de las Islas como posesión española que incluía
una indemnización por gastos realizados a Louis Antoine de Bougainville25 . Por
tal motivo, el 2 de octubre de 1766 el rey Carlos III de España dictó una real
cédula por la cual creaba la Gobernación de las Islas Malvinas como dependencia
del gobernador y capitán general de Buenos Aires, en ese momento Francisco de
Paula Bucarelli y Uruzúa, nombrando al capitán de navío Felipe Ruiz Puente como
primer gobernador del territorio. Así el primer poblado pasó de manos francesas
a españolas.
Al asumir Felipe Ruiz Puente como primer gobernador español
de las Malvinas se instaló en Port Saint-Louis y procedió a construir varios
edificios comunes como cocinas y cuarteles, y una capilla consagrada a Nuestra
Señora de la Soledad, nombre que reemplazó al topónimo francés del puerto y
derivó finalmente en el de toda la isla.
En este Puerto de Nuestra Señora de La Soledad se radicó la
sede de gobierno de la Gobernación de las Islas Malvinas (posteriormente
Comandancia). Los sucesivos gobernadores de las islas (hubo 18 en total)
cumplieron la tarea de inspeccionar regularmente las costas; el lugar era
habitualmente visitado por loberos y balleneros ingleses y norteamericanos. La
población de las islas estaba compuesta por oficiales, soldados y presidiarios,
éstos últimos pertenecientes a la cárcel instalada en 1780.
Tras los primeros conatos independentistas en el
virreinato, el gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet decidió reunir todas
las fuerzas militares de las que disponía a fin de enfrentar a los
revolucionarios de Mayo, por lo que ordenó evacuar las Malvinas. En enero de
1811 España abandonó las islas con intenciones de volver, luego de 37 años de
ocupación indiscutida y dejando también placas en el campanario de la capilla y
en los edificios principales, en la que afirmaba su soberanía sobre las islas: Esta isla con sus Puertos, Edificios,
Dependencias y cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. D. Fernando VII
Rey de España y sus Indias, Soledad de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo
gobernador Pablo Guillén.
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